La semana pasada, los miembros de una cooperativa de taxistas hispanos de Lynn, Massachusetts, protestaron ante la alcaldía de la ciudad por una serie de injusticias para hacer negocios y trabajar en el sector de los taxis.
Desde 1990, la alcaldía de Lynn otorga un total de 50 licencias de taxi, a pesar de que la población de la ciudad ha crecido dramáticamente desde entonces a más de 90.000 personas. 45 de esas 50 licencias son propiedad de Robert Colucci, hermano del concejal Richard Colucci, quien ha estado en el cargo por largo tiempo. La cooperativa Union Taxi reclama parte del pastel, pero no le es posible si quiera comprar una sola licencia, porque no hay más disponibles.
Conversamos con el dominicano Mario Corsino, uno de los diez propietarios de la cooperativa Union Taxi, quien nos contó su versión de los hechos: “Hace unos años fuimos a la alcaldía preguntando por las licencias y allá nos dijeron que no había. Pusimos una demanda y la ganamos, pero la contraparte [dueños de las licencias] apeló diciendo que ellos las habían comprado hace mucho tiempo, y la alcaldía les dio la razón. Ahora nosotros tenemos que rentarlas, estamos pagando cerca de $225 semanales por cada carro. Le hemos pedido a la alcaldía que nos otorguen 10 medallones, pero la respuesta de esta es que debemos negociar directamente con los dueños de las licencia”.
Lissy Romanow, coordinadora de la organización Neighbor to Neighbor de Lynn, está promoviendo una distribución de licencias más equitativa, y en su opinión “la alcaldía no quiere aumentar el número de licencias porque existe un consenso entre los taxistas activos para no hacerlo, y además porque tienen miedo a tener que pensar en un sistema más equitativo para distribuir las licencias”
La Unión Taxi, que cuenta con 10 propietarios y 33 trabajadores, ha estado intentando conseguir 10 licencias con el fin de servir a una comunidad de bajos ingresos con transporte público escaso, pero no le ha quedado más remedio que alquilar una sola licencia por $ 9.000 al mes al empresario Robert Colucci. “Este costo es insostenible, y mientras Union Taxi se enrumba hacia la quiebra, Colucci continúa beneficiándose”, explica Romanow en un comunicado. El propio taxista lo explica: “La ganancia que queda de cada taxi es mínima, ya que aparte de este pago tenemos que pagar el seguro, mantenimiento, etc.”
La semana pasada hubo una reunión entre miembros de la cooperativa y concejales, lo cual representa, según Romanow “un hito en la historia de este conflicto, que también afecta a otras ciudades como Boston y Nueva York, donde los taxistas tienen que pagar grandes sumas de dinero para poder trabajar en un sistema monopolizado”. A partir de esa reunión el concejal se ha mostrado más dispuesto a negociar. “Hemos tenido apoyo de diferentes instituciones públicas que han ayudado a presionar la negociación. Pero estamos esperando la respuesta por parte de la contraparte a nuestra oferta de comprar 10 licencias”, explica Corsino.
También conversamos con Ysidra Frías, taxista dominicana que trabaja para la Union Taxi, y quien opina que la empresa de Colucci está postergando la negociación a propósito. “La contraparte quiere comprar pero está dando largas al problema. No están dando soluciones rápidas, quieren que la cooperativa les siga pagando mensualmente tanto tiempo como sea posible”.
Romanow también explica que, mientras haya pocas licencias y siga subiendo la demanda de taxis, los precios serán altos, lo cual afecta al final a la comunidad de bajos ingresos, que no tiene cómo afrontar el costo del servicio que, en muchos casos, se hace necesario a diario, pues el transporte público de la zona no es confiable. La taxista Frías lo reconfirma: “Lynn es una ciudad grande que necesita más cantidad de taxis. Sé de personas que han perdido sus trabajos porque no tienen como llegar a ellos. Recibimos miles de llamadas diarias pidiendo servicios de taxi y no podemos dar respuesta a todas las peticiones”.
“Es un abuso de poder lo que se está haciendo. La alcaldía está cometiendo una injusticia, no están pensando en la comunidad que necesita del servicio de taxi. Actualmente, la Cooperativa está pagando un monto gigante por cada taxi, no es viable que se siga pagando ese dinero. En este momento 43 personas trabajamos en la Cooperativa, es decir, 43 familias dependemos de esto, sin decir la cantidad de personas que necesitan el transporte para poder ir a sus trabajos, al hospital, al colegio.
¿Discriminación?
Ysidra Frias nos contó que no ha sentido apoyo suficiente por parte de la alcaldía de Lynn. “La Ciudad comete muchas injusticias con nosotros, por ejemplo, cuando tenemos que ir a solucionar algún problema a las oficinas de la ciudad no nos atienden por no saber inglés, nos exigen llevar un traductor, nos devuelven para la casa. Hay un abuso de poder visible.
Romanow tiene confianza en que la resolución de este conflicto en Lynn puede sentar las bases para comenzar a luchar contra las mafias de taxistas en otras ciudades como Boston y Nueva York.
Carolina Montaño contribuyó con este artículo