Para todo aquel que esté buscando una vivienda en el área de Boston sabe que éste es un lugar muy caro para vivir. Es difícil encontrar buenos precios tanto para alquilar como para comprar un apartamento o casa. Desafortunadamente las noticias no son buenas: la cosa ha ido cada vez peor. De acuerdo a la empresa Trulia especializada en bienes raíces, en promedio los bostonianos tienen que pagar 44% de su ingreso en alquiler, sólo superado por Nueva York, con 58%; Miami, con 57%; y San Francisco, 56%.
La combinación de un menor número de apartamentos para alquilar (oferta) y mayor demanda por dichos apartamentos, es lo que ha estado forzando al alza las rentas en la zona. La demanda ha crecido porque muchas personas perdieron sus casas luego de la crisis financiera al igual que otros perdieron sus trabajos. Esto sin duda ha traído un mayor nivel de incertidumbre sobre el futuro de los ingresos de un gran número de familias bostonianas y les obliga a ser más cautelosos.
Otras temen comprar ya que no quieren pasar por la terrible y reciente experiencia del desplome en los precios de las viviendas, la cual dejó en la calle a millones de personas en el país. En este sentido ha habido varias discusiones entre los bancos y la gobernación de Massachusetts para convertir en viviendas para la renta aquellas que fueron recuperadas por las instituciones financieras a través de la vía del “foreclosure” o desahucio. Pero esto tomaría mucho tiempo y no se avizora una solución rápida por esa vía.
La única manera de solucionar este problema es a través de estímulos por parte del gobierno a compañías constructoras para que estas se dediquen a suplir el creciente mercado de alquiler con viviendas de rentas asequibles. Desafortunadamente hay quienes piensan y le piden al gobierno más regulaciones para mantener los precios bajos. Pensamos que esta no es la vía pues mientras más restricciones, mayores son los incentivos para los propietarios para vender en vez de a alquilar pues sus propios ingresos se ven amenazados por el gobierno local en el corto y largo plazo.
Esto no quiere decir, y queremos insistir en ello, que no debe haber regulación en las viviendas alquiladas. Por supuesto que el gobierno tiene una responsabilidad única en velar por las condiciones de las viviendas, que respeten las normas de seguridad, de sanidad y que cumplan con la ley. Muchos inmigrantes latinos tienen que sufrir frío, olores, humedad, falta de calefacción, cañerías rotas, etc. porque los dueños de las viviendas no cumplen con las regulaciones. Es aquí donde el gobierno debe afincarse, y si quiere que las rentas bajen, la mejor manera es proponer un programa de estímulo al sector privado (reducciones en impuestos, por ejemplo suelen funcionar como estímulo) a la construcción de viviendas para la clase media.