La Etiqueta, como he comentado antes, es solo un título, porque en verdad es la educación social que poseemos como seres humanos. Esa educación social se basa en: respeto, consideración, honestidad. Tres términos fáciles de definir, pero muchas veces difíciles de poner en practica!
Nuestro granito de arena, o como se dice en Inglés: «our 2 cents» puede comenzar en casa, con nosotros mismos, con nuestra familia, nuestros chicos.
Entonces, ¿cómo le hacemos? Pues «leading by example», siendo líderes con nuestro ejemplo, con nuestra conducta, inspirando a nuestras familias y nuestros hijos con acciones:
- No hagas falsas promesas: cuando prometas algo – a quien sea – trata de cumplir. Si no puedes, no asumas que a esa persona no le importara! Discúlpate, aún si es una simple llamada telefónica.
- Salte de ti mismo: mira a tu alrededor, se consciente de la persona que tienes detrás, a tu lado, o delante de ti. Piensa en lo demás siempre! (Aunque ellos no piensen en tí).
- Abre la puerta: si, demuestra consideración por una dama o persona avanzada en edad, mamá con bebé en carriola/coche abriendo la puerta de la panadería, la barbería o la librería.
- Devuelve el carrito del mercado a su puesto: además de servirte de ejercicio, estás haciendo algo por tu comunidad y dando el ejemplo de civismo a tus hijos si están presentes.
- ¡No te colees! No se vale hacerse el vivo (o más bien el tonto) y quitarle el lugar a alguien que ha estado esperando su turno en línea.
- Si dice: «No parking» o «No estacione» – ¡no lo hagas! ¿No te daría pena con tus hijos que ya leen y que vean que tú no respetas la señalización pública? ¿Por qué has de tener tú el privilegio de estacionar donde claramente no es permitido?
- Apaga el celular: Si…. ese aparatito que dirige tu vida…. apágalo o colócalo en silencio antes de entrar a al cine, a la Iglesia, al sentarte a la mesa con tu familia. Créeme, si alguien quiere hablar contigo, dejará el mensaje o te volverá a llamar.
- Repite las palabras mágicas todo el tiempo «Por favor» -«Gracias». Qué lindo es ver a tus hijos decir esas palabras en tu propia casa, ¡como parte de la rutina familiar!
- Evita las malas palabras frente a tus hijos. Seamos realistas… de vez en cuando se nos escapan esas palabrotas inevitablemente… ¡pero en frente a los hijos debemos esforzarnos! Si se te escapa, explícale a tu hijo que esa palabra es muy fuerte y que lamentas haberla dicho…
¡Se tú el ejemplo a seguir! no te contamines con lo feo, contagia tú a los demás con la belleza de la educación y el respeto. Levanta seres humanos conscientes y responsables, dale las herramientas de vida más importante: Educación. Recuerda siempre que los chicos aprenden e imitan lo que ven en casa, con sus padres y familiares…
Bueno, allí les dejo esa reflexión… comencé con el corazón arrugado, pero he terminado esperanzada que gente como tú y como yo SI hacemos la diferencia en este mundo!
Los quiero…
Bye-bye 🙂
Claudia escribe en su blog Café con Claudia