ESPN dio la noticia: existe una posibilidad de que el beisbol de Grandes Ligas se reanude tan pronto como en mayo, a pesar de que la pandemia del covid-19 azota actualmente los Estados Unidos. Este martes solo se habló de eso en los medios que dan cobertura a la pelota. ¿Y cómo no iba a ser así? Después de todo, durante la jornada, el comisionado Rob Manfred dio a conocer un comunicado en el que admitió tácitamente que el proyecto está sobre la mesa, aunque se cuidó bien de no señalar que fuera el único y menos que ya estuviera atado y bien atado.
¿De qué se trata este proyecto? ¿Es creíble lo planteado? ¿Resulta viable lo que reportó uno de los periodistas estrella de la estación?
Jeff Passan dio a conocer que el asunto se ha discutido con la Asociación de Peloteros. Distintos medios habían adelantado que el sindicato tiene al menos dos semanas evaluando con la oficina del comisionado de MLB los posibles escenarios para cuando sea posible reanudar las actividades. Así que esto, en principio, no es especulación.
El primer aspecto polémico tiene que ver con reiniciar la pretemporada el mes entrante. Con la obligación de mantener el distanciamiento social, ¿cómo hacer eso?
Tanto ESPN como posteriormente el sitio The Athletic sostuvieron que esos detalles están bajo estudio con al menos tres oficinas gubernamentales vinculadas a la salud. Manfred subrayó que no hay cosa pactada con el gobierno estadounidense. Pero tampoco dijo que fuera falso un acercamiento a la administración del presidente Donald Trump y a las autoridades locales.
Las principales peculiaridades del plan obligan a preguntarse si es posible ponerlo en práctica. Peloteros, coaches, managers y decenas de empleados de los equipos tendrían que confinarse en hoteles de Arizona durante largo tiempo, pues la campaña podría llevarse a cabo íntegramente en ese estado, aprovechando la presencia alrededor de Phoenix de una decena de complejos primaverales.
No habría público en las tribunas ni umpires detrás del plato. Los jugadores tendrían que repartirse en los espacios destinados a la fanaticada, para no amontonarse en los dugouts. No habría conversaciones en la lomita. Bolas y strikes se cantarían utilizando el sistema de radares que ha desarrollado la Gran Carpa.
Las exigencias son mucho mayores, porque cada estadio requiere de personal que labore en ellos, aunque no se vendan boletos. Las televisoras tendrían que movilizar otras decenas de personas, pues el objetivo es transmitir los juegos a todos los rincones del país y del mundo. También ellos deberían aceptar vivir en una cuarentena especial, yendo de sus alojamientos a los parques y de nuevo a sus alojamientos.
Passan admite otros problemas: salvo el Chase Field, hogar de los Diamondbacks, el resto de las instalaciones no tienen techo retráctil, necesario para jugar en los calores del verano desértico de Arizona.
También advierte sobre dos motivaciones de peso: los jugadores podrán cobrar sus salarios, actualmente en suspenso a partir del 1° de junio, un aspecto que interesa a la Asociación de Peloteros; y el regreso del beisbol serviría de motivación nacional en plena batalla contra el nuevo coronavirus, especialmente cuando el resto de los deportes profesionales no saben cuándo podrán reanudar.
ESPN habló con algunos protagonistas del espectáculo, incluyendo el operado as de los Medias Rojas, Chris Sale. La perspectiva de alejarse de la familia durante semanas, posiblemente meses, genera dudas. Pero Sale y el manager Mike Matheny, de los Reales, coincidieron en que tamaña iniciativa podría ser una inspiración. “Pudiera ayudar a sanar las heridas”, como dijo Matheny. Ser una herramienta más en la guerra contra la pandemia.
Todo dependerá de lo que recomienden las autoridades.