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Los Yastrzemski emocionaron el Fenway Park en la noche histórica de Bruce Bochy

Los Medias Rojas perdieron este miércoles otra vez. Solo falta la eliminación matemática, que pronto llegará. Y tal vez por eso, por cerrarle la puerta a 2018, queda espacio y ánimo para celebrar al beisbol, más allá de los colores y las camisetas.

El Fenway Park volvió a emocionarse en esta jornada. El ilustre visitante que desde el lunes camina los espacios del centenario edificio recibió un homenaje especial, uno que muy pocos grandeligas podrían soñar.

Enfrente de las tribunas que testificaron sus hazañas como leyenda de los Medias Rojas, Carl Yastrzemski salió al diamante para hacer el primer pitcheo ceremonial. Y en el home recibió su envío nada menos que su nieto Mike Yastrzemski.

El público de Boston ha tenido oportunidad de gozar del antiguo pasatiempo nacional por estos días, más allá de aciagos resultados. Los aplausos a Yaz y a su novato colega-y-pariente se han repetido como salvas, desde que el joven toletero de los visitantes fue a batear por primera vez en la serie de cuatro compromisos.

A Mike le ha ido bien. Dio jonrón aquel día y después de tres duelos mostraba tres hits en 11 turnos, con doblete y cuadrangular, dos boletos, dos empujadas y tres anotadas. El saldo deportivo ha sido positivo para él.

Su abuelo ha conversado, reído, caminado a su lado antes de los cotejos. Ha revivido la nostalgia de muchos y posiblemente la propia.

San Francisco se llevó la victoria. Pero incluso así hubo palmas y cánticos en la grada. Sí, centenares de bostonianos hicieron escuchar su voz para gritar Bo-chy, Bo-chy, cuando estaba por terminar la jornada. En la cueva de los Gigantes, Bruce Bochy terminaba de amarrar el triunfo, su número 2.000 en las Grandes Ligas.

Únicamente 10 managers en la historia habían llegado antes a los dos millares de juegos ganados en la MLB. El ex receptor es el undécimo en la lista. Dentro de una semana y media dirá adiós, porque se retira. Ya casi ha completado su lustroso camino.

A Bochy le esperan años de descanso, para seguir recibiendo la admiración y afecto de quienes adoran este deporte. Como Yaz, que este jueves recibió otra dosis de cariño de la afición.

Quién sabe si este brillante estratega algún día tiene también la suerte de hacerle un pitcheo ceremonial a un nieto bigleaguer.

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