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Dave Dombrowski selló su suerte en julio… y también su despido

La suerte de Dave Dombrowski no se selló este domingo, al caer los Medias Rojas ante los Yanquis una vez más. Su despido, en realidad, tuvo su origen en julio. Y, más precisamente, el 31 de ese mes.

Aquel era el último día para realizar cambios en las Grandes Ligas. Los equipos en carrera trataban de reforzarse con vistas a la recta final. Más de 100 peloteros mudaron de organización, incluyendo varios lanzadores estelares. Pero Dombrowski no adquirió a ninguno.

El pitcheo ya era el dolor de cabeza de Boston. La rotación no se estabilizaba, en medio de lesiones e inconsistencia, y el bullpen tampoco daba tranquilidad al manager Alex Cora.

Muchos añoraban al ex cerrador Craig Kimbrel, que semanas antes se había estrenado con los Cachorros. Pero el panorama era mucho más complejo. Era necesario añadir brazos, fortalecer el cuerpo de relevistas, conseguir al menos otro abridor confiable.

Andrew Cashner había sido la única adición, algún tiempo atrás. Era de lo mejor que tenían los Orioles, al momento de entregarlo. Se entiende por qué Baltimore ocupa el último lugar en la división.

Transcurrió un tiempo después de eso, hasta el 31 de julio. Entonces, Dombrowski tuvo una declaración que explicó su actitud contenida en el mercado de cambios: “Si estuviéramos en mejor posición, habría tomado la iniciativa”.

Los patirrojos acababan de ganarle cinco de siete choques a Nueva York y Tampa Bay. Le habían plantado cara a los Rays en la pelea que conducía al wild card. Y de pronto, el principal encargado de la oficia mandaba un mensaje derrotista, avisando que, por un lado, no llegaría el auxilio de la caballería y, por el otro, no consideraba su roster lo suficientemente bueno como para que valiera la pena entregar prospectos para obtener figuras.

También es cierto que los Medias Rojas carecen de prospectos, con apenas uno entre los 100 mejores de la MLB y ninguno entre los 70 más prometedores, de acuerdo con el escalafón de Baseball America. Pero esa es otra historia. Dombrowski dejó que se perdiera la granja mucho tiempo atrás, bastante antes de su despido.

El problema es que ese último día de julio también se rehusó públicamente a enderezar el roster que tenía en la gran carpa y allanó el camino de su despido con una declaración derrotista, que resumió en aquella desafortunada expresión.

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