En la historia de las Grandes Ligas 39 hombres han logrado ser 30-30; es decir, que poco menos de cuatro decenas puede jactarse de haber tenido al menos una temporada de 30 jonrones y 30 bases robadas. José Ramírez, infielder de los Indios de Cleveland, lo acaba de lograr y fue el primero desde 2012.
Ahora puede ser el turno de Mookie Betts, de los Medias Rojas de Boston.
Para lograrlo, el jardinero solo debe dedicarse a robar. Llegó a los 30 vuelacercas el jueves, y al mismo tiempo le dio el banderín de la División Este al equipo. Antes del juego de este viernes, precisamente contra los Indios de Ramírez, tenía 28 estafadas.
En toda su historia, los Medias Rojas han tenido hombres poderosos y rápidos, pero muy pocos tan buenos en ambos aspectos que hayan logrado campañas destacadas con los dos reglones.
Solo nueve han sido 20-20, incluyendo al propio Betts, quien lo ha logrado tres veces. Y solo uno 30-30: Jacoby Ellsbury, en 2011, cuando pegó 32 jonrones y se robó 39 cojines. Esos números, aunados al .321 de average y .928 de OPS, le valieron para ser el segundo en las votaciones para el premio al Más Valioso de la Liga Americana. Perdió el galardón con el lanzador Justin Verlander, quien para el momento pertenecía a los Tigres de Detroit.
Ser 30-30 fortalecería más la candidatura de Betts para el MVP del nuevo circuito. De por sí, antes de robarse las dos bases que le faltan –el manager Alex Cora está seguro de que las va a lograr-, ya el público le corea las siglas, incluso en el Yankee Stadium.
“Esos cantos significan que has hecho algo bien”, le dijo Betts a MLB.com. “He tenido una gran temporada y solo trato de apreciarlo ahora mismo. Si viene (el premio), viene. Pero lo más importante es ganar la Serie Mundial”.