El Concejo Municipal aprobó unánimemente, con 11 votos, una resolución este miércoles que prohíbe regalar las bolsas de plástico desechables en las tiendas de Boston, una medida ambientalista que busca reducir los desperdicios.
Aún falta la firma del alcalde Walsh para oficializar la medida. Cuando esto ocurra, Boston se uniría a más de una docena de ciudades y pueblos de Massachusetts, entre ellos Cambridge y Brookline, que ya han adoptado esta medida previamente. A nivel nacional, ciudades como Washington y San Francisco también han sido pioneras en prohibir la reproducción de bolsas plásticas desechables.
La propuesta tiene como propósito alentar a los compradores a usar bolsas reciclables, o pagar una tarifa de 5 céntimos por una bolsa de plástico más gruesa o por una bolsa de papel con asas, aunque las bolsas de papel sin asas estarían exentas de la prohibición.
Una vez que Walsh le de el visto bueno, la ley entraría en vigencia el año que viene, un esfuerzo para dar tiempo a los compradores y las tiendas para preparar una campaña de concientización.
El alcalde podría vetar la medida, aunque el consejo podría anular el veto con nueve votos antes de su última reunión del año.
A partir de los años 70 se extendió mucho el uso de este tipo de bolsas plásticas, especialmente gracias a su distribución gratuita en supermercados y otras tiendas, y su bajo costo de fabricación. No obstante, este tipo de bolsas presentan dos problemas principales relacionados con el medio ambiente: En primer lugar, su manufactura requiere el uso de recursos no renovables, tales como el petróleo, gas y carbón. En segundo lugar, su disposición inadecuada en los sistemas de relleno sanitario, vertederos clandestinos y cuerpos de agua crea un impacto muy negativo. La mayoría de estas bolsas no son reusadas o recicladas y acaban dispersas en nuestras quebradas y ríos, hasta llegar al mar. El material hecho a base de plástico tarda en descomponerse de 100 a 500 años, y sus componentes son tóxicos que pueden contaminar el planeta.