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El pescado de varios lagos y lagunas de Mass. está peligrosamente contaminado con mercurio

Este artículo fue traducido por Tibisay Zea para El Planeta y autorizado por el New England Center for Investigative Reporting, una organización de noticias independiente y sin fines de lucro con sede en Boston University y WGBH News.

La versión original fue escrita por la reportera de investigación Beth Daley, quien puede ser contactada por email: bdaley@bu.edu o por Twitter: @bethbdaley. Marta Craviotto hace prácticas en NECIR. Su Twitter es @MartaCraviotto. La becaria Meggie Quackenbush también contribuyó.


Las emisiones de mercurio provenientes de las principales fuentes de agua de Massachusetts han disminuido en un 90 por ciento en las últimas dos décadas. Sin embargo, los niveles de mercurio presentes en peces de agua dulce del estado se mantienen muy altos, y hay muchas especies que están demasiado contaminadas y representan un peligro para comer, especialmente para las mujeres embarazadas y los niños.

Los días de verano y el encanto que representan las 3000 fuentes de agua dulce de Massachusetts –desde el Lago Pontoosuc de Berkshire hasta el Jamaica Pond de Boston– atraen a muchos pescadores en busca de una buena cena.

La incapacidad para reducir la cantidad de mercurio presente en el pescado que se ingiere ha generado problemas ambientales y de salud, y a esto se añade la creciente evidencia de que algunos peces de agua dulce en latitudes septentrionales similares (desde los Great Lakes hasta Escandinavia), han registrado un aumento de los niveles de mercurio tras de años de haber declinado. El New England Center for Investigative Reporting encontró seis estudios realizados en la última década que muestran que ha habido un incremento de los niveles de mercurio en los peces de agua dulce.

«Tenemos que averiguar qué está pasando”, dijo Michael S. Hutcheson, ex jefe de tóxicos de aire y agua para el Departamento de Protección del Medio Ambiente de Massachusetts, quien se retiró de su cargo el mes pasado. La reducción de las emisiones en Massachusetts sin duda ha ayudado –algunos peces de agua dulce que viven cerca de incineradoras cerradas y otras fuentes de mercurio mostraron un descenso del 44 por ciento en los niveles de mercurio- pero la dificultad de reducir aún más nos sugiere que estamos ante un problema más complejo, dijo.

Un gran número de personas pesca en los ríos, lagos y lagunas del Estado –el año pasado se emitieron 172.800 licencias para pesca de agua dulce–. Pero no se sabe exactamente con qué frecuencia los pescadores o sus familiares ingieren estos pescados que podrían estar contaminados.

En el Jamaica Pond de Boston, durante una reciente tarde soleada, Shu Chen Bao armó un anzuelo para una de sus dos hijas, quien sostenía una caña de pescar sobre las aguas tranquilas de la laguna. Reconoció que no estaba al tanto de la advertencia emitida por el estado de Massachusetts que recomienda a los niños menores de 12 años y a las mujeres en edad fértil que eviten comer cualquier pescado proveniente de las fuentes de agua dulce del estado.

Venimos «los domingos y los sábados, cuando hay tiempo”, dijo Emily Chen, de 13 años, traduciendo a su padre. La familia llegó a Boston desde China hace unos cinco años y van regularmente a pescar en el Jamaica Pond durante todo el año. Cuando se le preguntó con qué propósito pescan, Emily respondió: “para cenar”.

El estado tiene una base de datos de cerca de 250 lagos que han sido evaluados, y 15 de ellos tienen peces con niveles de mercurio tan altos que el Departamento de Salud Pública del estado aconseja que nadie ingiera pescados de allí. Estos incluyen los populares lagos Pentucket en Haverhill, Grove Pond en Ayer, y Long Pond en Wellfleet.

Los investigadores están examinando tres razones principales que explican los altos niveles de mercurio en estos peces: el cambio climático, las reducciones de lluvia ácida, y el mercurio que circula en el aire en algunas plantas de energía ubicadas en el extranjero y en operaciones de extracción de oro a pequeña escala.

Sin embargo, no ha sido posible tener una imagen clara del problema, en parte por los recortes de presupuesto a varios programas que hacen monitoreo de peces en muchas partes del noreste de la nación, según ha encontrado el New England Center for Investigative Reporting.

En los últimos años, el número de muestras de lagos que el gobierno de Massachusetts regularmente evalúa se ha reducido a la mitad, debido a falta de financiamiento. Además, en la última década Connecticut no ha hecho ni un solo estudio del mercurio, y la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA por sus siglas en inglés) ya no tiene empleados dedicados a tiempo completo a la contaminación de peces de agua dulce.

«Necesitamos los datos y eso tiene que ser coordinado», enfatizó David Evers, director ejecutivo del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (Biodiversity Research Institute) con sede en Maine, que se dedica a la investigación mercurio en todo el mundo, y al trabajo de políticas públicas.

Cualquier respuesta a la que lleguen los científicos podría ser controvertida, sobre todo si el objetivo es reducir las emisiones aún más. Un fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos con fecha del 29 de junio dio un duro golpe a las reglas de mercurio para centrales eléctricas que tiene la EPA a nivel nacional, concluyendo que la agencia no consideró adecuadamente cuánto costaría a las plantas cumplir.

UN METAL MÁGICO Y VENENOSO

Pocos elementos sobre la faz de la tierra han provocado tal misterio y utilidad como el mercurio, un metal tóxico natural que también se ha utilizado como medicina en pequeñas dosis. Líquido a temperatura ambiente, este elemento se usa en la confección de sombreros, termómetros, termostatos y dispositivos médicos, aunque muchas fábricas lo están eliminando gradualmente debido al peligro que representan. Sin embargo, pequeñas cantidades de mercurio se utilizan hoy en día en las bombillas fluorescentes compactas.

Aunque el metal puede entrar en la atmósfera de forma natural, por ejemplo a través de los volcanes, gran parte del mercurio en el aire hoy en día proviene de la actividad industrial.

El mercurio del aire eventualmente cae sobre las corrientes de agua, donde las bacterias lo convierten en una forma que los peces, especialmente aquellos que están en el tope de la cadena alimenticia, acumulan a través del tiempo (el agua sigue siendo segura para sumergirse y nadar).

La mayoría de las personas que ingieren mercurio, lo obtienen tras comer mariscos y pescados, especialmente atún. Pero otros pueden adquirirlo de peces de agua dulce. Las truchas que hay en muchos lagos y lagunas del estado son seguras para comer ya que suelen ser atrapadas antes de que tengan la oportunidad de acumular altos niveles de mercurio.

El exceso de mercurio en el pescado puede causar problemas de salud a cualquier persona, pero los niños y los fetos son los más vulnerables. A pesar de que los niveles de mercurio en las mujeres estadounidenses en edad fértil están disminuyendo, la EPA estima que todavía hay más de 75.000 recién nacidos de Estados Unidos cada año que podrían estar en riesgo de sufrir una discapacidad debido a la exposición al mercurio en el útero.

«Trabajamos duro en la difusión” a las poblaciones de riesgo, dijo Suzanne Condon, ex directora de la Oficina Estatal de Salud Ambiental, quien se retiró el 30 de junio. La agencia reconoce que ingerir productos del mar también puede traer grandes beneficios, y sugiere otro tipo de pescado que es más seguro para las mujeres y los niños.

Pero hay inconsistencias en la manera como el Estado advierte a los pescadores. En algunos lagos donde hay peces que nadie debe comer, como por ejemplo el lago Pentucket en Haverhill, hay señales de alerta publicadas en inglés y español cerca de los puntos de acceso público. Sin embargo, otras reservas de agua que están altamente contaminadas no presentan advertencias cerca de los puntos de acceso, como es el caso de Heard Pond en Wayland.

Cerca del Sheep Pond de Brewster, Cape Cod, un lugar de pesca muy popular para turistas y locales, no existe ni una señal de advertencia. En este reservorio, los niveles de contaminación de peces son tan altos que ningún niño ni mujer embarazada debe comer pescado de allí, y el público general debe limitar su consumo a no más de dos veces al mes. En Lake Cochichewick, en North Andover, tampoco hay ningún aviso que advierta que las mujeres embarazadas no deben comer lobina de boca ancha ni lobina de boca chica (largemouth bass y smallmouth bass) y que el público en general puede hacerlo sólo de vez en cuando.

«Yo realmente no sabía nada al respecto», reconoció Elvin Johnson, de North Andover, quien ocasionalmente pesca lobinas en el lago antes o después de trabajar. Él no se lleva los pescados a casa, pero ha visto a otros que sí lo hacen.

DESBLOQUEANDO UNA RESPUESTA

Mientras que los científicos saben que la reducción de las emisiones de mercurio es fundamental para reducir los niveles de mercurio en el pescado, «hay muchas otras cosas que suceden» entre el mercurio en el aire y el mercurio en el pescado, dijo Bruce Monson, un experto en mercurio quien trabaja para el estado de Minnesota. Monston ha llevado a cabo dos estudios publicados en 2009 y 2011 que muestran el mercurio en el pescado arrastrándose hasta en Minnesota y la región de los Great Lakes, especialmente en las zonas más septentrionales. Otro estudio, publicado el año pasado en Ontario, también encontró que los niveles de mercurio en el pescado han aumentado, como también se ha encontrado en investigaciones hechas en Noruega y Nueva Escocia.

Un estudio sobre Massachusetts que hizo Hutcheson, el cual rastreó peces de 23 lagos entre 1999 y 2011, ilustra el desafío de encontrar respuestas exactas. Después de que, alrededor del año 2000, una sucesión de regulaciones estatales y regionales comenzó a limitar el mercurio en la basura y en incineradoras médicas, y luego en las plantas de energía, el estado parecía el lugar perfecto para estudiar si la disminución de mercurio en el aire también se reflejaba en los peces.

En la región noreste del estado, donde se localizan muchas incineradoras y plantas de energía –y donde las emisiones de mercurio se redujeron en un 98 por ciento- el equipo de Hutcheson encontró que las concentraciones de mercurio habían disminuido alrededor del 44 por ciento en dos tipos de peces muy populares para comer.

Pero en el resto del estado, la imagen era inconsistente. Por ejemplo, los niveles de mercurio en las lobinas de boca ancha no mostraron ninguna tendencia a disminuir.

«Hemos establecido un buen ejemplo”, dijo C. Mark Smith, director de la oficina estatal de Investigación y Normas y co-autor del estudio. «Pero aún queda mucho por hacer» a nivel mundial.

Mientras que las plantas de carbón en Asia y la minería de oro a pequeña escala se consideran fuentes importantes de los problemas de mercurio en EE.UU., las cantidades exactas de contaminación no están claras. Hace dos años, 128 países acordaron un tratado internacional que entrará en vigor una vez que 50 de esos países lo ratifiquen. Pero hasta ahora sólo 12 –incluyendo EE.UU.-, lo han hecho.

«Necesitamos ese tratado para reducir las emisiones en todo el mundo», dijo Michael Bender, fundador y coordinador del Grupo de Trabajo Mercurio Cero (Zero Mercury Working Group), una coalición de 90 grupos de 50 países. «La buena noticia es que vamos a ver una reducción de la contaminación por mercurio cuando eso pase».

Mientras tanto, los científicos están explorando si las tormentas más húmedas e intensas están causando que el mercurio sea más absorbido por los peces. También están buscando determinar si las reducciones en la lluvia ácida –producto de otros controles ambientales en plantas de energía- está colaborando con el problema.

«Pero en realidad, es un dolor de cabeza”, dijo Carlos Driscoll, un experto en mercurio y profesor de ingeniería de sistemas del medio ambiente en la Universidad de Syracuse. «No se está recuperando a un ritmo que nosotros (anticipamos)».

En el Jamaica Pond de Boston, donde el padre de Emily Chen estaba pescando para la cena, su hija cuenta que la familia cocina todo el pescado para comer y que regresarán por más, «probablemente este fin de semana».

Un aviso en el lago Saltonstall, también conocido como Plug Pond, en Haverhill, Mass., advierte a los pescadores no comer ciertas especies de peces.

Un aviso en el lago Saltonstall, también conocido como Plug Pond, en Haverhill, Mass., advierte a los pescadores no comer ciertas especies de peces.

Alex P., un hombre que pesca frecuentemente en los estanques del área de Boston, capturó una lubina de 8 pulgadas en el Jamaica Pond de Boston recientemente y planeaba comérsela. Dijo que no había oído hablar de las advertencias sobre la contaminación de mercurio en los peces de agua dulce en Massachusetts.

Alex P., un hombre que pesca frecuentemente en los estanques del área de Boston, capturó una lubina de 8 pulgadas en el Jamaica Pond de Boston recientemente y planeaba comérsela. Dijo que no había oído hablar de las advertencias sobre la contaminación de mercurio en los peces de agua dulce en Massachusetts.

Lubina de boca ancha

Lubina de boca ancha

Lubina de boca chica

Lubina de boca chica

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