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Adolis García es solo un recluta, pero esta semana llegó a 30 cuadrangulares en su primera temporada completa en la MLB. Es un firme candidato al premio Novato del Año en la Liga Americana. Ya es récord en su franquicia, los Rangers de Texas. Y ahora también pertenece al club de los más grandes jonroneros cubanos en las Grandes Ligas.

Sí, los 30 vuelacercas de García representan un hito de muchas formas. Y el primero de esos hitos tiene que ver con su estatus de novicio.

Solo tres novatos nacidos en Cuba habían enviado tres decenas de pelotas a las gradas en un torneo.

La lista es brillante. Lo hizo el gran Tony Oliva en 1964, con los Mellizos de Minnesota. También lo hizo José Canseco en 1986, con los Atléticos de Oakland. Lo hizo José Abreu en 2014, con los Medias Blancas de Chicago. Y ahora lo hace el patrullero de los vigilantes.

El club representa la verdadera élite del poder para la embajada de la Gran Antilla en el Big Show. Y mientras, se va abriendo paso en las crónicas históricas de su organización.

Sorprende que el antiguo prospecto de los Cardenales de San Luis haya desplegado esta ofensiva a pesar de no tener cabida en las Ligas Mayores durante el Spring Training.

Los Rangers desestimaron el chance de García en los juegos de exhibición. Decidieron sacarlo del roster de 40 y enviarlo a las Menores. Tuvieron que pasarlo por waivers, antes de asignarlo a Triple A. Cualquier otro elenco ha podido adquirirlo a cambio de nada. Para fortuna de Texas, nadie lo tomó.

El 13 de abril regresó al roster y a la Gran Carpa. Ese día disparó su primer hit y ya no paró. En su segundo juego sumó su primer extrabase. En el tercero sacudió su primer jonrón.

De García se esperaban cosas así, a pesar de que su nacionalidad le impidió probarse antes en el mejor beisbol del mundo. Tuvo primero que abandonar el beisbol de su país, resolver su estatus migratorio y conseguir una oportunidad de jugar.

«ES UN ALL-STAR»

García salió de Cuba hace un lustro. Recibió un bono millonario de los pájaros rojos, después de mostrarse sin mucho éxito en Japón. Pero San Luis no le dio esa oportunidad que deseaba y en 2019 fue tomado en waivers por los texanos.

Parecía destinado a un limbo beisbolero, como tantos talentos naturales que finalmente no logran consolidarse. Todo cambió aquel 13 de abril.

Pete Incaviglia implantó en 1986 la marca absoluta de 30 bambinazos para un recluta de los Rangers. García ya comparte ese tope y con su proximo cohetazo quedará en solitario con el máximo registro.

«Es un All-Star, por su ofensiva, por la forma en que juega al campo y por cómo corre las bases», dijo esta semana el manager Chris Woodward, citado por el Dallas Morning News.

“Creo que estaba un poco presionado para conseguir ese cuadrangular número 30″, agregó el estratega. «Pero ya tiene 30 jonrones y ha dado muchos hits importantes tarde en los juegos. Está terminando fuerte».

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García quiere ser el Novato del Año. Lógico.

«Es un premio que solo puedes ganar una vez en la vida», apuntó.

A sus 28 años de edad, se ha abierto paso en la MLB. Ya es un hombre récord en su organización. Y ya es parte de un club de bateadores cubanos en el que solo han ingresado unas pocas estrellas de gran brillo.

Sí, estrellas como él, que a fuerza de tablazos y atrapadas por fin ha tenido el chance de empezar a brillar.

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