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Millones de latinos acudirán a las urnas en noviembre próximo en medio de la pandemia del COVID-19 y una crisis económica que los ha golpeado desproporcionadamente pero, a diferencia de otros años, ahora se perfilan como uno de los bloques electorales más codiciados por demócratas y republicanos.

Ya no son el “gigante dormido” del que se escribieron tantos libros pero, según activistas consultados por El Tiempo Latino, el reto sigue siendo movilizarnos a las urnas.

Tanto el presidente, Donald Trump, como su eventual rival demócrata, el ex vicepresidente, Joe Biden, cortejan activamente a los latinos que, según el Centro de Investigación Pew, sumarán unos 32 millones de personas elegibles para votar.

Será la primera vez que conformarán el bloque electoral minoritario más extenso del país, con poco más del 13% del electorado, superando incluso a los afroamericanos, que son un 12% de la población votante desde 2000.

Hace dos décadas, los latinos eran apenas el 7% del electorado, y en 2008 subieron a un 9% de todos los votantes elegibles.

Un voto crucial en estados clave

Su voto podría ser crucial en estados clave con reñidas contiendas y que con el paso de los años han registrado un aumento de votantes latinos, incluyendo Arizona, Carolina del Norte, Florida, Nevada, Pensilvania y Texas, según indicó el mes pasado una encuesta conjunta del Voter Participation Center y el Voto Latino.

Grupos nacionales latinos, entre éstos Alianza Américas y CARECEN, mantienen sendas campañas para inscribir a votantes latinos, aún cuando algunos estados han impuesto más trabas para ejercer el voto.

“Tenemos un problema de baja participación del voto latino, pero en contiendas locales y algunos estados, incluso la política exterior puede motivarlos a las urnas”, explicó Helena Olea, asesora de derechos humanos y directora asociada de programas de Alianza Américas, un grupo pro-inmigrante en Chicago (Illinois).

“Estamos desarrollando varias iniciativas porque es importante que los latinos entiendan el impacto de su voto en sus condiciones de vida: por ejemplo, las personas que elijan definirán cómo y dónde invertir fondos para la educación, y otras necesidades locales y estatales”, agregó.

Según Olea, los latinos acudirán a las urnas no sólo por la retórica anti-inmigrante y “agenda de supremacía blanca” de Trump, sino también por asuntos que, en medio de una recesión, preocupan al resto de los votantes, como la recuperación económica; un aumento al salario mínimo; vivienda a precios asequibles, y acceso a cobertura médica.

“Por supuesto, el COVID-19 es un tema electoral, porque a todos nos preocupa cómo vamos a superar la crisis, la reapertura de las escuelas y universidades para nuestros hijos, y si hay seguridad al regresar a los empleos”, enfatizó.

Por su parte, Abel Núñez, director ejecutivo de CARECEN, en DC, indicó que, en el área de Washington, la mayoría de los latinos son nuevos votantes y necesitan aprender sobre el proceso de votación, porque las papeletas son largas, complejas, y con numerosos puestos locales, estatales y federales.

“El inmigrante en su país a veces votaba bandera y no por un candidato específico, y acá cuando ven tantos candidatos para distintos puestos, eso intimida. En CARECEN, hacemos alianza con las autoridades electorales para educarlos sobre el proceso… nos interesa que la gente salga a votar, independientemente de partido”, señaló.

La mayoría de los latinos desconoce cómo solicitar papeletas de votación o los plazos para devolverlas por correo para que sean contadas, y los grupos latinos centran parte de sus esfuerzos en esos detalles.

Según Núñez, los latinos afrontan “una elección histórica” y tienen interés en “alzar su voz” contra el racismo, el abuso policial, y la detención de niños migrantes en la frontera, aún cuando la pandemia podría limitar la participación electoral.

La geografía y peso del voto latino

Un mapa electoral interactivo del Centro de Investigación Pew muestra que los latinos son un fuerte segmento del electorado en estados con alta concentración hispana, como Nuevo México, California, Texas, Arizona, Florida, Nevada, y Colorado, en ese orden. También son capaces de definir contiendas en estados como Nueva Jersey, Nueva York, y Connecticut.

Estado Latinos como porcentaje del electorado

Nuevo México 42,8%

California 30,5%

Texas 30,4%

Arizona 23,6%

Florida 20,5%

Nevada 19,7%

Colorado 15,9%

Nueva Jersey 15,3%

Nueva York 14,8%

Connecticut 12,3%

Fuente: Centro de Investigación Pew

En Arizona, que normalmente ha sido un bastión republicano, los conservadores reconocen que el estado se encamina hacia la columna demócrata. Allí, los hispanos ahora conforman el 23,6% del electorado.

Gracias en parte al voto latino en Arizona, el ex alguacil del Condado de Maricopa, Joe Arpaio, perdió la semana pasada su último intento por recuperar el puesto que ocupó durante 24 años como el “sheriff más duro” del país y que perdió en 2016.

Dos años después, Arpaio, de 88 años, perdió la contienda por un escaño de Arizona en el Senado, también en parte por el rechazo de los latinos. Arpaio fue condenado por desobedecer órdenes judiciales de frenar su patrullaje y represión contra los inmigrantes indocumentados y, aunque recibió un perdón de Trump en 2017, su carrera política quedó sepultada.

En el área de Washington, los latinos han ido aumentando su cuota del poder político paulatinamente: en el Distrito de Columbia, sede de la capital estadounidense, son el 11,3% de la población y el 7% del electorado, mientras que en Maryland son el 10,4% de la población, y el 5,8% del electorado, según datos del Pew.

En Virginia, los latinos son el 9,6% de la población y el 5,5% de los votantes, pero el estado figura entre los más reñidos -el norte suele ser más progresista y, el sur, más conservador- , y las contiendas podrían definirse por un puñado de votos, como ha ocurrido en otros años.

En 2008, Barack Obama fue el primer candidato presidencial demócrata en ganar en Virginia desde 1964, y repitió la hazaña al ganar la reelección en 2012 con el apoyo de los votantes en ese estado.

El cortejo del voto latino

El creciente poder político de los hispanos no ha pasado desapercibido por las campañas de Biden y Trump, en unos momentos de alta polarización política.

Julie Chávez Rodríguez, una asesora sénior latina en la campaña de Biden, dijo durante una reciente charla en internet que la comunidad latina ha sido devastada por la pandemia del COVID-19 y la enorme pérdida de empleos, que ella atribuyó al “fallido liderazgo” de Trump.

“Ya antes de esta crisis, muchas familias latinas afrontaban una dura lucha por pagar sus cuentas y cubrir sus necesidades básicas”, señaló.

Por ello, Biden difundió la semana pasada una ambiciosa agenda latina, denominada “Todos con Biden”, centrada en ayudar a los latinos a trepar a la clase media a través de más y mejores oportunidades económicas y educativas, y mejoras en la cobertura médica.

Biden ha prometido que, si gana la presidencia, desde el primer día revertirá las políticas migratorias de Trump y promoverá una reforma migratoria que legalice a la población indocumentada. También restablecerá el programa de “Acción Diferida para los Llegados en la Infancia” (DACA), y el programa de “Estatus de Protección Temporal” (TPS), que en su mayoría beneficia a centroamericanos.

En cambio, Trump firmó el mes pasado una orden ejecutiva para establecer la llamada Iniciativa para la Prosperidad Hispana, para expandir las oportunidades económicas y educativas de los latinos.

Trump ha destacado que, bajo su mandato, los empresarios latinos han tenido acceso a más ayudas, y que los hispanos han tenido una baja tasa de desempleo. Sólo que, con el descalabro económico debido a la pandemia del coronavirus, la tasa de desempleo entre los latinos ahora es del 14,5%, por encima de la tasa nacional del 11,1%.

Trump ganó la presidencia en 2016 con un 28% del voto latino, y este año su campaña ha invertido más dinero en anuncios en español por radio y televisión, además de apoyarse en la coalición “Latinos for Trump”.

En junio pasado, Trump lanzó el primer anuncio en español contra Biden en la contienda general, en el que repite su acusación de que el ex vicepresidente “está deteriorado” y no tiene ni la energía ni las facultades mentales para dirigir una nación.

Trump suele pintar a Biden como un “socialista radical” que, a su juicio, quiere aumentar los impuestos, quitar fondos a la policía, y eliminar el derecho a las armas.

Biden ha negado esas acusaciones, y en sus anuncios destaca la pobre gestión de Trump de la pandemia del COVID-19, que lleva ya casi cinco millones de casos confirmados y 158,000 muertos.

Biden aventaja a Trump en la mayoría de las encuestas con votantes hispanos: una de la cadena NBC y el diario The Wall Street Journal, mostró a Biden con un 57% frente a un 33% que obtuvo el mandatario.

Aún así, activistas hispanos señalan que su campaña debe profundizar más su acercamiento con la comunidad latina, especialmente con los jóvenes.

Para estas fechas en 2016, la entonces candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, tenía el apoyo del 73% de los votantes latinos, mientras que Biden tenía a mediados de julio un 60% -siete puntos menos que en febrero pasado, según la encuestadora Latino Decisions.

El reto de la movilización a las urnas

La pandemia del COVID-19 no sólo ha puesto candado a negocios que emplean a un alto número de hispanos, especialmente en áreas como la construcción, los hoteles y restaurantes, sino que también ha afectado el entusiasmo de los votantes y todo el proceso electoral.

Ya durante el proceso de primarias, centenares de miles de personas tuvieron que usar mascarillas y guardar distancia social mientras esperaban en largas colas para emitir su voto, con retrasos que sumaban horas.

“Con la pandemia no podemos hacer reuniones de grupo, y el proceso va a cambiar de un estado a otro, pero eso puede causar confusión… Tenemos que educar a los latinos sobre el voto por correo, y alentar a jóvenes a trabajar en las urnas”, dijo Núñez.

Para los comicios del próximo 3 de noviembre, muchos estados sopesan ampliar el voto por correo, una idea rechazada por Trump, quien ha advertido, sin pruebas, de que eso causaría un fraude masivo.

Tanto Olea como Núñez coincidieron en que los latinos ya han podido comprobar el impacto de las políticas de Trump y eso los motivará a votar en su contra, pero también surgieron a los hispanos a que alienten a sus familiares, amigos y vecinos a votar en nombre de quienes por ahora no pueden hacerlo.

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