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Baldomero Almada celebró este martes 8 de septiembre 80 años de su contrato con los Medias Rojas de Boston, cuando se convirtió en el segundo latino en las Grandes Ligas.

Con un contrato valorado en 20 mil dólares en 1933, el debut del sonorense se produjo como primer bate del equipo en la doble cartelera que se jugó ese día ante los Tigres de Detroit en el Fenway Park. Su inicio en el béisbol no fue informado por los periódicos en México, que poco interés le prestaron al jugador que ahora ocupa un lugar en el Salón de la Fama del Béisbol Mexicano.

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Desde entonces han desfilado por la Gran Carpa 114 peloteros nacidos en México y otros jugadores como Adrián González, Sergio Romo y Jorge Cantú, que aunque son nacidos en Estados Unidos y para las Grandes Ligas son americanos, levantaron su carrera en ligas amateurs en el país azteca.

Este año, el cual inició con un fuerte retraso en la temporada a raíz de la pandemia de coronavirus, no ha traído al campo a ningún mexicano, pero sí se han incluido una docena de peloteros.

Historia de un inmigrante

“Mel o Melo” Almada, como era comúnmente conocido en el mundo del béisbol, cuenta con una historia similar a la de muchos inmigrantes mexicanos que han tenido que abandonar sus tierras para buscar un mejor futuro en suelo norteamericano.

Nació en Huatabampo, Sonora, pero a muy temprana edad tuvo que emigrar con su familia a Los Ángeles, luego que su padre fuera amenazado de muerte cuando inició la Revolución Mexicana.

Fue un destacado deportista y brilló en el fútbol americano cuando estaba en el colegio, impuso marcas estatales en salto de longitud, una disciplina que ha tomado mayor fuerza en México, luego que el también sonorense Luis Rivera, ganara una medalla de bronce en el pasado Mundial.

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Tras una larga preparación Mel llegó a ser el primer mexicano en Grandes Ligas, seguido por su hermano que estuvo muy cerca de tener ese título, “pero sólo llegó hasta Clase Triple A como lanzador y jardinero”, según reseñó el Excélsior.

Su hermano fue quien lo recomendó al equipo de ligas menores de Seattle, donde logró ganarse un lugar, pero como jardinero. Tras jugar con ellos llegó la oportunidad de oro, firmar con los Medias Rojas de Boston, equipo con el que jugó por cuatro años y que pagó 20 mil dólares por su contrato, una cifra bastante lejana a la que actualmente devenga Adrián González con los Dodgers de Los Ángeles, que recordemos es de 21 millones de dólares.

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