El presidente Joe Biden está pidiendo a los líderes de otras democracias ricas que formen un frente unificado contra el uso del trabajo forzoso en China. Este sábado argumentó que una postura más fuerte es un imperativo moral y práctico.
También se espera que el club económico del G-7 acuerde una alternativa conjunta a las tácticas de expansión económica chinas, que pueden dejar a las naciones más pobres cargadas de deudas.
Contrarrestar a China se está convirtiendo rápidamente en un elemento central de la política exterior de Biden, a pesar de los amplios lazos comerciales y las esperanzas de cooperación conjunta a fin de combatir el cambio climático, entre otras prioridades.
Pero algunos de los líderes que acompañan a Biden en el G-7 están menos ansiosos por presionar a Beijing por sus prácticas laborales. No estaba claro si el presidente podría persuadirlos de que respalden completamente su propuesta de llamar la atención a China por su uso del trabajo forzoso, incluida la minoría étnica y religiosa uigur.
Un alto funcionario estadounidense, que habló con los periodistas después de una sesión matutina dedicada principalmente a China, describió una posición similar sobre las preocupaciones sobre el comportamiento del país asiático, pero una diferencia de opinión sobre cómo responder.
Enumeró a Gran Bretaña, Canadá y Francia por haber respaldado rápidamente la opinión de Biden, pero no estaba claro de inmediato la posición de los demás.
“Hay diferenciales, creo, dentro del espectro de cuán duro presionarían en algunos de estos temas”, dijo el funcionario, quien habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a describir la conversación.
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El funcionario predijo que una declaración conjunta de los siete líderes abordaría el tema de alguna forma. Ese comunicado se emitirá el domingo y aún está en proceso, añadió.
Un funcionario europeo familiarizado con la discusión comentó que el grupo expresó formas en las que podrían cooperar con China en algunas áreas, como el cambio climático, mientras compiten en otros ámbitos y cuestionan el comportamiento chino cuando sea necesario.
Gran Bretaña e Italia son copresidentes de una importante conferencia climática internacional a finales de este año y buscan la ayuda de China para cumplir los objetivos.
Alemania, que exporta millones de automóviles a China anualmente, se encuentra entre los aliados escépticos de una postura dura, que podría ser contraproducente. Japón, vecino cercano y socio comercial de China, también se ha mostrado cauteloso. El primer ministro Yoshihide Suga se lo dijo a Biden cuando se reunieron en la Casa Blanca en abril.
Italia, por su parte, firmó un memorando de entendimiento de 2019 con China para unirse a su “Iniciativa de la Franja y la Ruta”, el extenso proyecto de desarrollo de infraestructura que el G-7 ahora está tratando de mitigar.
Fuente: Ashley Parker y Anne Gearan/The Washington Post.
Traducción libre del inglés.
