Mauricio Pinedas dormía en pasillos y sótanos al azar alrededor de Chelsea. Era un hombre desesperado por encontrar trabajo, pero estaba atrapado en un ciclo de inestabilidad, desempleo y falta de vivienda.
A pesar de las dificultades, seguía incansable buscando una oportunidad laboral para salir de la situación que lo mantenía en el punto más bajo de su vida. Por ello, Pinedas decidió acercarse a La Colaborativa para conseguir ayuda con el transporte cuando justamente debía presentarse a una oferta de trabajo a las afuera de Chelsea.
Después de cargar con los costos, el equipo de alojamiento de La Colaborativa notó que el hombre dejó una pequeña bolsa de pertenencias personales. A partir de ese momento, le ofrecieron apoyo, el personal se reunió con él y establecieron un plan para conseguirle empleo y un entorno de vivienda seguro.
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Tras meses de dormir en los pasillos, Pinedas consiguió su propia habitación y recién ingresó a su segunda semana de trabajo. Además, se inscribió en clases de inglés en La Colaborativa. Continúa esforzándose por vencer sus vicios asistiendo a una iglesia local y participando allí en su tiempo libre.
Historias como las de Pinedas se repiten en la ciudad. Una Encuesta de Impacto Comunitario encontró que el 83 por ciento de las familias en Chelsea se vieron perjudicadas por la pérdida de empleo, lo que afectó sus ingresos y; por ende, el acceso a comida o vivienda.
Con la pandemia se intensificaron problemas sociales como falta de oportunidades laborales y acceso a servicios básicos que mejoren la calidad de vida de la población. Por ello, organizaciones como La colaborativa están apoyando a los más vulnerables con la distribución de alimentos, educación, difusión de información, entre otros. Si está interesado en conocer mayor información haga click aquí.