Carrie Jung/ WBUR
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Aunque más estudiantes de escuelas públicas podrán regresar a las aulas en las próximas semanas, algunas familias de las comunidades más afectadas por el coronavirus prefieren mantenerse en casa.
«Tuve COVID-19, mi mamá, mi papá, todos lo tuvimos», comentó Shylanda Johnson de Dorchester. «Todavía estoy sufriendo las secuelas del COVID».
Johnson, al igual que la media docena de familias que hablaron con WBUR, tiene miedo de lo que el virus podría hacerles a sus hijos de segundo y octavo grado si llegaran a contraerlo.
«La educación es lo primero», dijo. «Pero también la salud, creo, está por encima de eso. Y no habrá educación si tu hijo está muerto y tienes que enterrarlo».
Una investigación muestra que los niños más pequeños tienen mayores probabilidades de tener un caso leve de COVID-19 o permanecer asintomáticos.
Hasta ahora, alrededor del 44% de las familias de las escuelas públicas de Boston han decidido que permanecerán alejadas de las aulas. Otro 44% ha optado por regresas a sus hijos a las clases presenciales. Muchos padres le dijeron a WBUR que estaban preocupados por el COVID-19. Algunos otros comentaron que les gustaba la idea de mantenerse en casa con aprendizaje remoto, particularmente al final del año escolar cuando muchos niños solo tendrían alrededor de 12 de días con clases presenciales.
La superintendente Brenda Cassellius señaló que comprende el porqué muchos padres dudan en enviar a sus hijos de regreso a clases.
«Cuando lo viven de primera mano y tienen que enfrentarlo (al COVID-19), por supuesto aumenta el nivel de ansiedad en una familia», dijo Cassellius. «Sin embargo, todas las métricas parecen ir en la dirección correcta».
La duda de los padres con respecto al regreso a las aulas también ha existido en las escuelas autónomas del área metropolitana de Boston, que atienden principalmente a familias de color. La mayor parte de las escuelas autónomas comenzaron el año de forma remota, en gran parte porque eso es lo que preferían la mayoría de las familias inscritas.
«Nos comunicamos explícitamente con las familias en Boston y Lynn (en diciembre) y les dijimos que podríamos ejecutar un pequeño plan en caso que quisieren regresar», explicó Rhonda «Nikki» Barnes, directora de la red de escuelas públicas autónomas de KIPP Academy. en Massachusetts. «Pero dijeron: no, estamos nerviosos por este virus».
Sin embargo, según una encuesta más reciente, aproximadamente la mitad de las familias de KIPP que querían volver a las aulas. Pero Barnes dijo que una barrera era la disponibilidad de pruebas. Explicó que no es suficiente hablar de estudios de investigación formales que muestran una baja transmisión dentro de las aulas. La gente quiere saber qué está pasando en cada edificio de la escuela de sus hijos. Con las pruebas, Barnes cree que su equipo podrá presentar un argumento más convincente con el que se demuestre que los esfuerzos para reducir la propagación del COVID-19 son efectivos.
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«Mostraremos cómo regresó (a las aulas) cada grupo de niños, cómo funcion nuestros proceso (de seguridad)», dijo. «Y así la gente tendrá más fe en él».
Fe y confianza es algo que escucha recurrentemente la madre y líder escolar, Shellina Semexant, por parte de otras familias: «‘¿Podemos confiar en ti? ¿Cómo podemos confiar?
Semexant indicó que todavía está nerviosa porque sus hijos de cuarto y sexto grado puedan contraer COVID-19, pero ha decidido dejarlos regresar a las aulas esta primavera.
Algunos padres dijeron que se sienten animados por las reaperturas progresivas. En KIPP, las escuelas solo agregarán alrededor de una docena de estudiantes nuevos cada mes.
«Si tus amigos pueden ir allí durante una, dos, tres semanas y no pasa nada, entonces tú también puedes», explicó uno de los padres, David Nok Daniel.
Los líderes de KIPP y de las Escuelas Públicas de Boston esperan que una mejor comunicación y transparencia también ayude a aliviar los temores de los padres. Como muchas escuelas públicas en todo el estado, BPS desarrolló un tablero en línea para que los padres verifiquen las tasas de infección en los edificios escolares y han estado compartiendo información desde medidas de desinfección y mascarillas hasta actualizaciones del sistema de ventilación.
Pero para algunos padres eso todavía no es suficiente.
«Para mí, no es un problema de confianza», dijo la madre Shylanda Johnson. «¿Por qué querríamos enviar a nuestros hijos de regreso a la escuela cuando hay una nueva cepa [COVID-19]?»
Se están realizando estudios para determinar qué tan efectivas son las vacunas contra las nuevas variantes.
Pero muchos líderes escolares comentaron que también existen riesgos asociados con mantenerse alejados, como una mayor ansiedad y depresión por el aislamiento social. Y los estudiantes con ciertas discapacidades corren el riesgo de sufrir una pérdida de habilidades y otros problemas de salud. Es por eso que el superintendente de BPS Cassellius considera que el aprendizaje en persona debe ser al menos una opción para las familias.
«Toco madera, todavía no hemos tenido un caso que haya nacido en las escuelas», dijo Cassellius. «No existe un protocolo 100% infalible. Pero todos juntos (tomadno las medidas de seguridad) somos como un muro bastante fuerte».
Tiene la esperanza de que a medida que avanza la primavera, más padres se sientan cómodos enviando a sus hijos de regreso al aula.
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