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En las últimas semanas, el expresidente Donald Trump ha planteado en repetidas ocasiones la idea de crear una organización política llamada Partido Patriota, lo que genera temores de divisiones importantes dentro del Partido Republicano.

Pero al igual que el eslogan “Estados Unidos primero” de Trump fue invocado originalmente por estadounidenses que simpatizaban con los nazis en la década de 1930, el nombre “Partido Patriota” se ha utilizado antes, y es posible que la asociación no sea exactamente lo que el expresidente y sus aliados tenían en mente.

El Partido Patriota original era un grupo de socialistas radicales que buscaban avivar el fervor revolucionario entre los blancos pobres y de clase trabajadora, vistiéndose con banderas confederadas.

Con capítulos en ciudades de todo el país, el Partido Patriota fue una de varias organizaciones que se formaron a fines de la década de 1960 y principios de la de 1970, con la creencia de que los blancos abandonarían las creencias racistas una vez que supieran que el capitalismo era el verdadero enemigo.

Como Amy Sonnie y James Tracy documentan en “Hillbilly Nationalists, Urban Race Rebels and Black Power: Community Organizing in Radical Times”, el grupo se convirtió en parte de la “Rainbow Coalition” original junto con los Panthers y los Young Lords. Pero pronto se vino abajo en medio de la violencia y la vigilancia constante del FBI.

Al igual que los Panthers, el Partido Patriota buscó llegar a las personas de los vecindarios afectados por la pobreza ofreciendo clínicas de salud gratuitas, un programa de desayuno sin costo e incluso sus propias “escuelas de liberación” que buscaban impartir ideales revolucionarios a los niños.

En Eugene, Oregon, el grupo distribuyó leña gratis a los blancos rurales que dependían de las estufas de leña para calentarse. Un panfleto de 1970 que explicaba la misión del grupo contenía una lista de demandas que incluían “el fin inmediato de la brutalidad policial”, libertad para “todos los blancos oprimidos” detenidos en las cárceles y el fin de todo sexismo y racismo.

Amplía detalles en The Washington Post.

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