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«Por supuesto que voy a votar», dijo Gloria Almeida, una colombiana que se convirtió en ciudadana estadounidense en agosto y ya solicitó una boleta por correo. «Es más importante que nunca». Sin embargo, se da cuenta de que no todos los latinos que la rodean piensan de la misma manera. «No estamos tan unidos en nuestra comunidad como deberíamos», comentó.

Por primera vez en la historia, este 2020 los latinos son la minoría racial o étnica más grande en el electorado, con 32 millones de votantes elegibles en el país. Esto es particularmente atractivo para los demócratas, que tradicionalmente se han beneficiado del voto latino.

Sin embargo, para poder tener un fuerte impacto, los latinos tendrán que votar en mayor número que en elecciones anteriores.

Laura García, una inmigrante de Honduras, se convirtió en ciudadana estadounidense hace 10 años. Vive en Lawrence y dice que no planea votar el 3 de noviembre porque se siente decepcionada por la política en este país. «No veo cómo alguno de los candidatos va a hacer algo diferente por la comunidad de inmigrantes», señaló.

Los latinos son el grupo menos comprometido de votantes en Massachusetts y en el país, su tasa de participación está por detrás de la de los blancos y afroamericanos en aproximadamente un 20%, según un nuevo estudio del Gaston Institute de UMass Boston.

Con las elecciones presidenciales por delante, los estadounidenses se preguntan: ¿por qué no votan los latinos?

La explicación más importante de la discrepancia entre las cifras de población latina y su impacto en las urnas siempre ha sido que una parte considerable de los latinos carece de ciudadanía estadounidense, dice Phillip Granberry, profesor de Ciencias Políticas en UMass Boston y coautor del reciente informe «El voto latino en Massachusetts».

Pero incluso entre los votantes latinos elegibles, la participación es consistentemente baja. En Massachusetts hay alrededor de 450,000 votantes latinos elegibles, pero menos de la mitad de ellos vota.

Los factores como el nivel de educación y los ingresos, pueden explicar por qué algunos estadounidenses votan menos que otros, dice Luis Jiménez, politólogo y coautor del informe. En Massachusetts, solo el 19 por ciento de los latinos en edad laboral tienen una licenciatura o un título superior en comparación con el 50 por ciento de los no latinos.

Pero los registros muestran que esto no es del todo cierto. En las elecciones de mitad de período de 2018, un número inusualmente alto de latinos se presentó a las urnas y la participación superó significativamente al registro por primera vez en años, algo muy raro en una elección no presidencial, según el informe del profesor Granberry.

Para Jiménez, lo que realmente predice la participación política es un sentido compartido de identidad grupal que está amenazado de alguna manera, por ejemplo, el riesgo de deportación.

«Entonces, si te consideras mexicano o cubano, y te enfocas en mirar al pasado, por lo general es menos probable que votes. Pero si piensas, ‘oh, estoy aquí ahora y soy parte de este grupo más grande’, entonces es más probable que vote». Dice que parece haber un «efecto Trump» que unifica y moviliza a las personas que se sienten amenazadas por la actual administración. Sin embargo, lo que es difícil de predecir es si esta será una tendencia sostenible o no, sostuvo Jiménez.

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Otro factor que puede influir en la participación de los votantes es la incapacidad de las campañas políticas para llegar al electorado latino. En lugar de perseguir a todos los votantes, suelen centrar esfuerzos adicionales en aquellos que tienen más probabilidades de aparecer, reforzando los patrones existentes. Jiménez comenta que llevar latinos a las urnas es muy complicado, porque cuando los contacta, no puede saber si son elegibles para votar o no. Además, dice, es necesario que los hispanohablantes trabajen en todos los niveles de una campaña.

Jon Hilman es investigador de Rivera Consulting, el grupo político que dirigió el exitoso movimiento de Ayanna Pressley de concejal de Boston a congresista estadounidense. Dice que para llegar a los latinos, las campañas necesitan fuertes estrategias de base. Cita el ejemplo de las primarias de 2020 en Massachusetts, que tuvieron una de las mayores participaciones en décadas.

«Creo que los números muestran que el tipo de compromiso profundo que estamos llevando a cabo desde las bases en lugares como Chelsea en Springfield resultó en una participación diferente», dijo Hilman.

Sin embargo, las cosas funcionan de manera diferente para las campañas presidenciales, porque los candidatos no gastan muchos recursos en “estados seguros” como Massachusetts, lo que hace que sea aún menos probable que llegue a los latinos.

Doug Chavez, un experimentado consultor político en Massachusetts que trabaja atrayendo a latinos para la campaña de reelección del senador Ed Markey, indica que el estado podría hacer un mejor trabajo facilitando la participación de los votantes.

«Las personas deberían poderse registrar el mismo día de las elecciones», dijo Chávez. «Las elecciones no deberían reducirse a un solo día para votar. Incluso, creo que deberían ser un sábado o domingo, no en medio de la semana laboral. Eso pone a muchos ciudadanos de la clase obrera en desventaja».

Como se proyecta que la comunidad latina crecerá a más del 15% de la población del estado para el 2035, su voto será más crítico en elecciones futuras.

De hecho, los analistas dicen que el voto latino podría resultar crítico en las elecciones del 3 de noviembre, ya sea que eso beneficie a los republicanos o demócratas a escala nacional.

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