WASHINGTON.— El aspirante presidencial demócrata, Joe Biden, tiene un fuerte apoyo de latinos en el suroeste del país pero no así en Florida, donde los cubanoamericanos parecen darle la espalda. El martes pasado, hizo una parada en Florida con motivo del Mes de la Herencia Hispana y, para sorpresa de muchos, le puso sabor latino al encuentro.
Al acercarse al podio, Biden sacó su celular y tocó la canción “Despacito” del artista boricua, Luis Fonsi, quien acababa de presentarlo ante el público.
El momento en la localidad de Kissimmee se volvió viral en las redes sociales, cosechando tanto elogios por sus esfuerzos de acercamiento con los latinos, como críticas de sus detractores por su supuesta manipulación del electorado hispano.
Lo cierto es que Biden llegó a Florida, en su primera visita desde aceptar la nominación presidencial, en unos momentos en que las encuestas muestran una reñida contienda entre el candidato demócrata y el presidente, Donald Trump, que prácticamente se ha echado al bolsillo el voto de los cubanoamericanos.
Pero Biden recordó a los hispanos que Trump “no ha hecho más que atacar la dignidad de las familias hispanas una y otra vez”, al referirse a la política migratoria y su supuesto desdén hacia las víctimas del huracán “María” en Puerto Rico en 2017.
“La comunidad hispana tiene en sus manos el destino de este país. Es cierto, ustedes deciden el rumbo de este país”, afirmó Biden, al pedir a los hispanos que revisen y comparen lo que él les ofrece.
El reto de ganar Florida
La falta de apoyo de los votantes latinos en Florida podría costarle ese sureño estado a Biden, que con sus 29 votos del Colegio Electoral es clave para ganar la presidencia.
Se requiere un mínimo de 270 votos de ese órgano electoral para ganar la presidencia. Además de Florida, los otros estados de gran peso en el Colegio Electoral son: California, con 55 votos; Texas, con 38; Nueva York, con 29, e Illinois y Pensilvania, con 20 votos cada uno.
Desde 1964, ningún candidato ha llegado a la Casa Blanca sin ganar Florida, a excepción de 1992, cuando el entonces presidente George Bush perdió la reelección frente al demócrata Bill Clinton, según la página web “270towin.com”.
Los latinos conforman aproximadamente una cuarta parte de la población en Florida y el 17% de su electorado.
Una encuesta conjunta de la cadena NBC/Marist indicó que Trump aventaja a Biden entre los votantes latinos en Florida, 50% a 46%, un bloque electoral que la demócrata Hillary Clinton ganó por casi 30 puntos en 2016.
Entre el electorado general, sin embargo, Biden y Trump se encuentran en un empate técnico del 48%.
La ventaja de Trump entre los hispanos en Florida, sin embargo, se debe en buena medida a la feroz campaña publicitaria que el mandatario ha lanzado en ese estado, con anuncios televisivos pensados para infundir temor entre hispanos que han huido de regímenes autoritarios en Cuba o Venezuela.
En un anuncio difundido en canales y emisoras de radio en español, la campaña de Trump muestra a Biden proclamándose como un candidato “progresista”, y mezcla su imagen con imágenes y declaraciones de los fallecidos Fidel Castro y Hugo Chávez.
Una de las estrategias de Trump ha sido, precisamente, advertir de la amenaza “socialista” si Biden gana la elección, pese a que el líder demócrata jamás ha profesado admiración o afinidad con el socialismo.
La campaña de Trump también ha querido apelar al voto hispano con sus mensajes de firmeza contra el crimen y una política para recuperar el terreno perdido en la economía debido a la pandemia del COVID-19.
En junio pasado, la campaña creó el grupo “Latinos por Trump”, que ahora cuenta con 16 oficinas en estados clave como Arizona, Florida, Nevada y Texas.
Pero Biden afronta, además, una enorme campaña de desinformación en las redes sociales a manos de grupos de ultraderecha, que propagan mensajes que distorsionan o manipulan las posturas demócratas.
Pero el panorama entre los latinos mejora para Biden en otros estados del país, en particular en la región del suroeste.
Estados como California, Nuevo México y Colorado, se sitúan firmemente en la columna demócrata, según las encuestas, y todo indica que los demócratas también tienen buenas posibilidades de ganar en Arizona y Texas, dos estados considerados bastiones republicanos.
En Texas, una encuesta de Public Policy Polling a principios de este mes indicó que Biden lidera a Trump entre los latinos con 71% frente al 23%. Sin embargo, entre el electorado en general en Texas, Trump lo aventaja por apenas un punto de diferencia, 48% al 47%.
Un programa de acercamiento “robusto”
Consultada por El Tiempo Latino, la campaña de Biden señaló que ha aumentado su acercamiento con los latinos, a través de la contratación de asesores hispanos en once estados, y la difusión de anuncios en distintos acentos en español, como signo de respeto a la diversidad cultural hispana.
“Nuestro camino hacia la victoria incluye ganar en estados clave que tienen poblaciones latinas significativas… pero también en estados como Georgia, Iowa, Michigan, Carolina del Norte, Pensilvania, Virginia, y Wisconsin, donde la creciente población latina también nos puede ayudar a cruzar la meta”, explicó una fuente de la campaña que pidió el anonimato.
Así, la campaña de Biden cuenta con directores estatales latinos en Arizona, California, Colorado, Nevada, Nuevo México, y Texas, y ha invertido $100 millones en eventos de movilización de votantes latinos. Tan solo en agosto pasado, la campaña tuvo contacto directo con 2,6 millones de votantes.
La estrategia también incluye anuncios publicitarios en inglés y español por radio, internet y televisión, y bancos de llamadas diarias y semanales en estados clave, precisó la campaña.
Según expertos, Biden no solo tendrá que continuar su acercamiento con los latinos -tanto en eventos virtuales como presenciales- sino que tendrá que convencerlos de que sólo él podrá reactivar la economía, defender los intereses de las clases media y trabajadora, y sanar las divisiones raciales en el país.
Biden ha prometido que, si gana, promoverá una reforma migratoria integral durante los primeros 100 días de su gobierno, si bien la cifra récord de casi tres millones de deportaciones de la Administración Obama pesa como una losa para su campaña.
En ese sentido, Biden repitió este martes pasado en una entrevista con Telemundo su promesa de congelar las deportaciones, y aseguró que va a “trabajar muy duro por cada voto”.