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A un año de haber anunciado que el Centro de Salud Comunitario South End sería adquirido por el Centro de Salud Comunitario de East Boston, ambos aseguran que han finalizado todas las aprobaciones estatales y federales y ahora se han convertido oficialmente en una sola organización.

La adquisición trae a casi 200 empleados de South End a la organización de 1200 trabajadores de East Boston, y añade 20.000 pacientes a la lista de 90.000 de East Boston, reforzando la posición de East Boston como el centro de salud comunitario más grande del estado.

Los centros de salud, ambos fundados en 1970 en medio del movimiento nacional de derechos civiles, han operado a través de Boston, atendiendo a diversos pacientes del área, muchos de ellos no asegurados o asegurados por el gobierno.

Sin embargo, en 2017, South End se encontraba al borde de un «declive financiero», según el presidente de la Junta de South End, David Gleason. Durante los dos años siguientes, el centro de salud recortó los gastos y la nómina, y buscó propuestas de socios potenciales.

Manny Lopes, presidente y director ejecutivo del Centro de Salud Comunitario de East Boston, dijo que su organización encajaba perfectamente, teniendo el crecimiento como una de las metas estratégicas del centro y cuidando a muchos de los mismos tipos de pacientes.

La adquisición permitirá aprovechar mejor las primeras inversiones de East Boston en el sistema de registros médicos electrónicos Epic, que vienen utilizando desde 1998, y aumentará la escala que la organización necesita para atender a los pacientes con un reembolso fijo.

«Al sumar el volumen y los ingresos adicionales, podemos contener nuestros costos fijos hasta cierto punto y nos ayuda al menos a tratar de llegar a un pequeño margen sostenible… que necesitamos reinvertir en la organización», dijo Lopes.

Impacto del coronavirus

El cierre del consorcio se produce en un momento único para los sistemas de atención de la salud de todo el país, bajo el impacto de la pandemia del coronavirus. Aunque South End pudo aprovechar un préstamo del Programa Federal de Protección de Cheques de Pago para pequeñas empresas (PPP por sus siglas en inglés), East Boston era demasiado grande para calificar para esta ayuda. Como resultado, East Boston estaba perdiendo $1 millón a la semana en ingresos en el punto más alto de la crisis, dijo Lopes. El centro tuvo que despedir a aproximadamente el 10% del personal para compensar el déficit.

La ayuda estatal y federal recibida en las semanas posteriores ha ayudado a recuperar parte de las pérdidas de ingresos, y la mayoría del personal con permiso de ausencia ha regresado desde entonces.

Lopes dijo que a pesar de la escasez de ingresos y del volumen de pacientes, la adquisición tenía aún más sentido a la luz del coronavirus. Aunque East Boston podría tener dificultades después, estas sólo serían peores para una entidad más pequeña que sobreviviera a la crisis.

«Mirando hacia adelante, en el próximo año fiscal hay incertidumbre», reconoció Lopes. «¿Qué tan rápido podemos reabrir y qué tan rápido la gente está dispuesta a regresar, y si hay o no una segunda ola de contagio? ¿Habrá recursos estadales y federales? Hay muchas preguntas, pero con nuestro nuevo socio… tenemos la esperanza de que lo resolveremos».


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