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La ciudad de Boston impulsa la aplicación de las leyes más estrictas en la industria del alquiler a corto plazo.

Los funcionarios de la ciudad han señalado cerca de 200 direcciones -desde torres de apartamentos en Seaport hasta hermosas casas de piedra en Back Bay y modestas casas de dos familias en Roslindale- por quebrantar las nuevas reglas que prohíben a los propietarios alquilar apartamentos «por noche» a los turistas que se encuentran inscritos en Airbnb.

Ahora, en la víspera de la fecha límite del 1 de diciembre para que los anfitriones legales de alquiler a corto plazo se registren en la ciudad, los funcionarios están analizando si las leyes están teniendo el efecto deseado para aliviar la crisis inmobiliaria de Boston, al reubicar los apartamentos que se han convertido en “hoteles de facto” de nuevo en el mercado de alquiler regular.

Hasta esta semana, alrededor de 700 personas habían sido aprobadas como anfitriones, bajo reglas que permiten el alquiler a corto plazo de habitaciones adicionales, viviendas ocupadas por sus dueños hasta 90 noches al año y apartamentos extras de dos y tres pisos ocupadas por los dueños, explicó Dion Irish, comisionado de servicios de inspección de la ciudad.

Según el comisionado alrededor de 200 más tienen solicitudes pendientes por analizar y aprobar.

Cifras que representan una fracción de las 6.100 unidades en la ciudad listadas a principios de este año en Airbnb. Al respecto Irish indicó que eso indica que las reglas, que esencialmente prohíben a los propietarios alquilar sus apartamentos por la noche, parecen estar funcionando.

“Eso es exactamente lo que pensamos que pasaría” dijo. “Esta ordenanza no impide los alquileres a corto plazo en Boston. Solo restringe quién puede participar en este tipo de alquiler”.

Las restricciones se dirigen principalmente a los propietarios de edificios que sacan los apartamentos del mercado regular de alquiler y los alquilan a los turistas, lo que a menudo es una propuesta más lucrativa.

Irish dijo que esperaba que la idea de multas y una nueva asociación con Airbnb logre disuadir a los posibles delincuentes.

Aún así, los defensores de las regulaciones señalan que otras ciudades que han promulgado nuevas y estrictas reglas, incluyendo Cambridge, a veces han tenido dificultades para hacerlas cumplir. Los operadores decididos que saben lo rentables que pueden ser los alquileres a corto plazo seguirán buscando maneras de continuar en silencio, dijo Ford Cavallari, presidente de la Asociación de Organizaciones Cívicas del Centro.

Con información de The Boston Globe

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