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En todo el país, funcionarios de salud pública están multiplicando esfuerzos para que más personas en riesgo puedan tomar la píldora que previene el VIH, y frenar las infecciones. Pero enfrentan obstáculos: el precio del medicamento, que se ha disparado en los últimos años, y las aseguradoras, que ahora obligan a los pacientes a pagar más de su propio bolsillo.

Desde que se aprobó Truvada (el nombre de marca de la Profilaxis de Pre Exposición, o PrEP) para la prevención del VIH, hace seis años, su precio promedio de venta al por mayor ha aumentado en un 45%. Ahora, el medicamento, que genera miles de millones de dólares en ingresos mundiales anuales para Gilead Sciences, su fabricante, tiene un precio de lista de cerca de $2,000 por un suministro de 30 días.

La mayoría de las aseguradoras cubren la píldora, que se ha demostrado que es más del 90% efectiva en la prevención del VIH cuando se toma a diario, tal cual se receta.

Pero los pacientes pueden quedar atrapados en gastos de bolsillo que la vuelven inaccesible.

«Si hay algún ejemplo de la disfuncionalidad en el sistema farmacéutico estadounidense, éste es el caso», dijo James Krellenstein, miembro del grupo de defensa ACT UP New York. «Tenemos la herramienta más efectiva para terminar con la epidemia de VIH, y una de las razones por las que no podemos ampliar su uso es por lo que cuesta».

Mientras los legisladores y el sistema de salud debaten cómo controlar los precios cada vez más altos de los medicamentos, expertos dicen que este caso revela cómo los pacientes pagan las consecuencias.

Los planes privados de salud están haciendo que los pacientes sean responsables de una mayor proporción de los costos de los medicamentos. Y están restringiendo más el uso de los «cupones de copago» que las compañías farmacéuticas han utilizado para proteger a los pacientes de los gastos de bolsillo. Las aseguradoras dicen que las compañías farmacéuticas usan cupones para guiar a los consumidores hacia medicamentos más costosos. Una forma en que los planes de salud limitan su uso es dejar de contarlos para los deducibles de los pacientes.

«Esto va a provocar que las personas dejen sus medicamentos», expresó Jim Pickett, director sénior de la AIDS Foundation de Chicago.

Jared Wile, quien vive en Chicago, comenzó a tomar PrEP hace unos tres años, cuando estaba saliendo con alguien con VIH. Wile tiene un deducible de $2,750, y ha usado cupones para obtener el medicamento. Nunca pagó nada de su bolsillo, dijo.

Gilead ofrece $4,800 en gastos de bolsillo para pacientes que tengan seguros de salud comerciales.

Para Wile, eso cambió en mayo, cuando descubrió que el cupón ya no contaba para su deducible, y que tendría que pagar el costo total de la receta: $1,600 por mes, hasta que alcanzara su deducible. Wile dijo que se sintió «atacado» y dejó de tomar el medicamento.

Ryan McKeel, vocero de Gilead, dijo que la compañía ha realizado esfuerzos adicionales para ayudar a los pacientes a superar las barreras financieras. Citó programas de asistencia para personas sin seguro o con seguro insuficiente.

«Hemos diseñado nuestros programas de asistencia con la intención que las personas puedan beneficiarse de su valor total, y no podemos controlar las acciones o decisiones de las aseguradoras», dijo McKeel en un comunicado enviado por correo electrónico.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) calculan que más de 1 millón de personas están en alto riesgo de contraer VIH, pero Gilead dice que solo unas 167,000 personas actualmente toman PrEP.

Muchas barreras

El precio es una de las muchas barreras, junto con la falta de conciencia de los pacientes y las dudas de los médicos sobre recetarla, que amenazan con exacerbar las ya marcadas disparidades en el uso de PrEP y las tasas de infección por VIH.

Una gran disparidad se presenta a lo largo de las líneas geográficas. Por ejemplo, el sur concentra más de la mitad de los nuevos diagnósticos de VIH, pero solo alrededor del 30% de los nuevos usuarios de PrEP, según datos de AIDSVu, que mapea la infección por VIH y el uso de esta profilaxis. Las tasas de VIH y el uso de PrEP también varían según la raza y la etnia.

«No estamos viendo necesariamente que los que están en mayor riesgo sean los que inicien PrEP», dijo Kristin Keglovitz Baker, directora de operaciones de Howard Brown Health, un centro de salud de Chicago.

Gilead acaba de comenzar una campaña publicitaria para llegar a las personas en riesgo, incluidos avisos impresos y anuncios televisivos que se emiten durante el verano. Desde 2012, ha gastado $28 millones para financiar a organizaciones en el país que buscan crear conciencia sobre el VIH, dijo McKeel, vocero de la compañía.

«Reconocemos que muchas personas que corren un alto riesgo de infección por VIH todavía enfrentan dificultades para acceder a Truvada, y mantenemos un diálogo regular con funcionarios de salud pública, defensores y médicos para comprender esto mejor y, cuando sea posible, ayudar a abordar estos desafíos «, expresó.

Pero el precio también es un impedimento para los programas financiados con fondos públicos, que tienen presupuestos limitados y ahora están desembolsando más efectivo para el esfuerzo de prevención.

Algunos estados, entre ellos California y Florida, han lanzado programas de asistencia para PrEP que pueden ayudar a los pacientes a cubrir el costo del medicamento, junto con las pruebas de laboratorio necesarias, y las visitas médicas.

Más allá de estos programas estatales, algunos departamentos de salud pública y organizaciones de servicios de VIH contratan navegadores de PrEP para ayudar a los pacientes a navegar por el laberinto de copagos y deducibles, y para mejorar el reclutamiento y la retención de nuevos consumidores del medicamento.

El Departamento de Salud de Washington, DC ha duplicado su esfuerzo de prevención, y Truvada es clave en ese esfuerzo, dijo Michael Kharfen, subdirector sénior del Departamento de VIH/SIDA, Hepatitis, ETS y Administración de TB.

El seguro generalmente cubre PrEP, y los programas de asistencia de paciente deben llenar cualquier brecha financiera, explicó. Pero cuando eso no es factible, el departamento interviene, distribuyendo paquetes de inicio gratuitos de Truvada a pacientes en riesgo.

Kharfen dijo que, en los últimos tres años, la ciudad gastó casi $1 millón solo en Truvada, que compra a un precio rebajado a través del programa federal 340B, que beneficia a ciertos proveedores de atención médica que tratan a personas de bajos ingresos. Y por los nuevos esfuerzos publicitarios, espera que el departamento necesite comprar y distribuir más píldoras, lo que plantea un enigma.

Tratar a más personas es claramente positivo, dijo. Pero «¿cómo sostenemos esto?»

Los programas de Medicaid generalmente cubren PrEP, por lo que se enfrentan a una situación similar. Los esfuerzos de divulgación conducen a un mayor número de beneficiarios que toman el medicamento, pero eso, a su vez, puede poner a los presupuestos de Medicaid estatales en dificultades financieras.

Los estados están gastando millones de dólares en el medicamento. El programa de Medicaid de California, por ejemplo, gastó unos $50 millones en 2017 y espera que los costos continúen subiendo. Pero los funcionarios dijeron que el gasto se compensa con ahorros a largo plazo que implicarían tratar el VIH.

El programa de Medicaid de Massachusetts gastó unos $22 millones en Truvada ese mismo año, unos $18,000 por beneficiario, según una vocera de la Oficina Ejecutiva de Salud y Servicios Humanos de la agencia. Esas cifras no tienen en cuenta las rebajas que el estado recibe de Gilead, que no se han divulgado y que se consideran información confidencial.

Solución compleja y sin competencia

PrEP es solo una parte de la prevención del VIH, por lo que ayudar a pagar por la píldora es solo una pieza del rompecabezas.

Los pacientes también necesitan pruebas regulares de VIH y atención médica, que se suman al costo asumido tanto por los pacientes como por el sistema de salud. Algunos expertos advierten que el alto precio de Truvada podría socavar financieramente estos amplios esfuerzos de prevención.

La competencia podría ayudar.

Una versión genérica del medicamento, fabricada por Teva Pharmaceuticals, está disponible en el extranjero y obtuvo la aprobación para su uso el año pasado de la Administración de Drogas y Alimentos (FDA). Cuando esté disponible en los Estados Unidos, podría bajar los precios, aunque no está claro cuándo sucederá. Las propias previsiones de Gilead reflejan esa expectativa, mostrando disminuciones en los ingresos futuros de Truvada.

«Cuando ingresan los genéricos, las marcas pierden parte del mercado», dijo David Howard, economista de salud y profesor de la Universidad de Emory, que trabajó anteriormente en la industria farmacéutica.

Por ahora, Truvada es la única opción de PrEP disponible en los Estados Unidos, dijo. «Desde el punto de vista de la compañía … su mejor estrategia es ganar tanto dinero como puedan».

La cobertura de KHN de estos temas cuenta con el respaldo de Laura y John Arnold Foundation y Blue Shield of California Foundation.

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