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LA HABANA – Nació un año después de que sonó el último disparo en la revolución cubana, prefiere el baloncesto al béisbol y lleva una tableta mientras asiste a reuniones con comunistas de la vieja generación.

Ahora Miguel Díaz-Canel, de 57 años, está listo para hacerse cargo de lo que puede ser el trabajo más difícil de esta isla: ser el primer líder cubano en casi 60 años que no es un Castro.

Raúl Castro, de 86 años, quien reemplazó a su difunto hermano Fidel en 2008, renunció el jueves, completando una transición que inició hace años. La Asamblea Nacional de Cuba nominó el miércoles a Díaz-Canel como el único candidato a la jefatura de Estado, asegurando virtualmente que el ingeniero que hace tiempo se preparó para el liderazgo reemplazaría a Castro.

La selección de Díaz-Canel equivale al comienzo de una nueva era en un país profundamente identificado con los Castros, que lideró la revolución que triunfó en 1959 y dio como resultado el sistema comunista más duradero en el Hemisferio Occidental.

Pero es poco probable que Díaz-Canel emerja como la versión cubana de Mikhail Gorbachev. Es casi seguro que este constructor de consenso tome decisiones en consenso con el grupo de confianza del partido comunista del país. Como primer vicepresidente del país desde 2013, desconfiaba del deshielo en las relaciones con Estados Unidos durante el gobierno del ex presidente Barack Obama, y ha tendido a hacerse eco de las preocupaciones de que el cambio económico no debería producirse abruptamente.

Bajo Raúl, el gobernante más reformista de los hermanos Castro, Cuba ha probado cautelosamente mayores libertades económicas y sociales, a menudo dando dos pasos adelante y un paso atrás. Le corresponderá a Díaz-Canel equilibrar dos realidades: la necesidad de responder a la creciente frustración de los cubanos sobre el estancamiento económico y la renuencia del Partido Comunista a aceptar reformas más rápidas.

Su piedra de toque, dicen los analistas, seguirá siendo Raúl Castro, quien mantendrá el influyente trabajo de jefe del Partido Comunista.

«Puedes ver a Raúl Castro y Díaz-Canel como mentor y discípulo», dijo Carlos Alzugaray, un ex diplomático cubano.

¿Cambios?

Sin embargo, con un nuevo liderazgo, Cuba realmente está cambiando. La lista de nombres presentados para el Consejo de Estado de Cuba, que encabeza Díaz-Canel, excluyó notablemente a José Ramón Machado Ventura, un archiconservador que luchó en la revolución con los hermanos Castro.

Los nuevos candidatos también incluyeron al primer cubano negro en ocupar el cargo de primer vicepresidente y tres vicepresidentas mujeres. Los resultados de la votación de la asamblea anunciaron el jueves, con 603 votos a favor.

Todos los nombrados en el poderoso consejo son partidarios leales. Pero su juventud relativa -la lista incluye a Yipsi Moreno, ex lanzador de martillo olímpico de 37 años- sugirió que se pasara la antorcha.

«Es muy significativo. Muestra que Raúl ha tenido éxito en la jubilación de gran parte del grupo octogenario», dijo Arturo López-Levy, un ex analista del gobierno cubano que ahora es profesor de ciencias políticas en la Universidad de Texas Rio Grande Valley.

Antes de su muerte en 2016, Fidel Castro había tratado de evitar la creación de un culto a la personalidad, prohibiendo estatuas o nombres de calles honrándolo. Tal vez en un guiño a esa política, la prensa oficial cubana estuvo en gran parte desprovista de una amplia cobertura de la cesión poder de la familia Castro.

Los locutores de la televisión cubana utilizaron palabras como «unidad» y «continuidad» en sus emisiones. Los medios estatales tuitearon bajo el hashtag #SomosContinuidad . El mensaje fue claro: el fin de la era de Castro no significa el fin del sistema comunista de Cuba.

Para algunos cubanos ancianos, el momento fue difícil de comprender. «Para mí, no tener un Fidel o Raúl, es casi imposible de concebir. Está casi fuera de mi comprensión», dijo Giraldo Báez, un ex administrador de fábricas de 78 años. «Pero incluso a medida que avanzan, siento que todavía necesitamos seguir sus ideas».

Algunos cubanos, sin embargo, abrigaban un cauto optimismo de que una nueva generación de líderes estaría menos atada al pasado de Cuba.

«Para nosotros, esto es como tratar de imaginar un nuevo color, uno que no hayas visto antes», dijo Charlie, un DJ de 22 años que se negó a dar su apellido. «No queremos el capitalismo. Eso no funcionará para nosotros. Pero lo que queremos es algo que aún no hemos visto».

Un sistema nuevo llevará tiempo, dijo. «Nadie espera un cambio de la noche a la mañana».

Vídeo

Cambio de gobierno

El Post habló con cubanos y cubanoamericanos en La Habana y Miami sobre el cambio de gobierno.
Joyce Lee, Sarah Parnass, Julia Galiano-Rios – The Washington Post


Rachelle Krygier en Caracas, Venezuela, contribuyó con este reporte.

(Lea la nota completa en inglés en el Washington Post).

(Traducción de El Tiempo Latino/El Planeta Media)

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