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Alrededor del 14 por ciento de la población que reside en Estados Unidos es nacida en otro país y esto ha derivado en muchas acciones y consecuencias políticas, económicas y sociales en la nación.

Los temas de debate que involucran el asunto de los inmigrantes han estado presentes desde el siglo XIX, pero en los últimos años ha tomado auge e importancia, sobre todo bajo las direcciones de la Administración de Donald Trump, quien ha acusado a la minoría de ser artífices de crímenes en el país, sobre todo los que permanecen sin permiso en el territorio. Pero, ¿existe alguna conexión entre los inmigrantes indocumentados y la tasa de delitos?

Un análisis con nuevos datos ayuda a abordar esta pregunta, y sugiere que el crecimiento en la inmigración ilegal no conduce a tasas más altas de delincuencia local.

Los inmigrantes indocumentados han sido objeto de pocos estudios, incluidos los relacionados con el crimen, en parte porque es difícil recopilar datos sobre ellos. Sin embargo, el Pew Research Center publicó recientemente estimaciones de poblaciones indocumentadas clasificadas por área metropolitana.

El centro de investigación estima que son alrededor de 10.7 millones de inmigrantes no autorizados en Estados Unidos para 2016, lo cual significaba menos del 4% de la población total de Estados Unidos.

Los datos recopilados por Pew Research Center fueron utilizados por The Marshall Project para comparar con las tasas de delincuencia locales publicadas por el FBI, existiendo por primera vez la oportunidad de un análisis más amplio de cómo la inmigración no autorizada podría haber afectado los índices de delincuencia desde 2007.

Las cifras indican que una gran mayoría de las áreas registraron disminuciones tanto en delitos violentos como en delitos contra la propiedad entre 2007 y 2016. El análisis encontró que el crimen disminuyó en tasas similares independientemente de si la población indocumentada aumentó o decreció.

La clasificación de los tipos de delitos mostró que los cambios en las poblaciones indocumentadas tuvieron poco o ningún efecto sobre el delito en las diversas zonas que se estudiaron.

Muchos estudios han concluido que los inmigrantes cometen menos delitos que los estadounidenses nativos. Pero una preocupación recurrente es si los inmigrantes generan presión a las poblaciones nativas de varias maneras, por ejemplo, al aumentar la competencia laboral, lo que indirectamente podría conducir a más delitos y otros impactos negativos.

Sin embargo, expertos del equipo investigador encontraron que el impacto de los inmigrantes indocumentados es probablemente similar a lo que el análisis indica sobre los inmigrantes en general: tienden a traer beneficios económicos y culturales a sus comunidades.

Los resultados del análisis son similares a los de otros estudios sobre la relación entre la inmigración indocumentada y el crimen. Un informe del Cato Institute encontró que los inmigrantes no autorizados en Texas cometieron menos delitos que sus contrapartes nativos. Un análisis a nivel estatal de la revista académica Criminology encontró que la inmigración indocumentada no aumentaba los delitos violentos y, de hecho, estaba asociada con leves disminuciones en los mismos. Otro estudio realizado por Cato encontró que los inmigrantes no autorizados tienen menos probabilidades de ser encarcelados.

Los datos sugieren entonces que cuando se trata del crimen, la diferencia entre una persona llamada inmigrante legal y una ilegal no parece importar.

Con información de The Boston Globe

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