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Venezuela se ha convertido en tema obligado de conversación, no sólo en Washington sino en el resto del mundo. La concentración pacífica del 23 de enero calculada en más de un millón de personas y en la cual siguiendo la letra de la Constitución, el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó fue proclamado como presidente interino, ha impactado la opinión pública. Desde entonces se ha desatado el imaginario colectivo de todas las tendencias. ¿Qué está pasando? ¿Por qué Nicolás Maduro ha sido llamado “usurpador” tanto en Venezuela como por la comunidad internacional? ¿Quién es Juan Guaidó? ¿Por qué Estados Unidos se involucra en este conflicto político? ¿Quiénes son los otros actores internacionales? ¿Cuál es la realidad de lo que sucede en ese país? ¿A qué aspiran los venezolanos?

Lo primero que hay que aclarar es que en Venezuela no existe ningún golpe de Estado tal como lo quiere acuñar Nicolás Maduro junto a su mal llamada izquierda internacional. Tampoco es una lucha entre partidarios de Donald Trump vs. quienes lo detestan. Les pedimos por favor a los que odian a Trump que no opinen sobre Venezuela, esto no es una confrontación entre derecha e izquierda, es una lucha entre la libertad y la opresión.

Venezuela ha sido víctima de la polarización de los medios de comunicación desde que Hugo Chávez llegó al poder y aunque ya han pasado mas de 20 años, los medios siguen cayendo en la trampa cubana y de Chávez/Maduro. Basta ya, millones de venezolanos han sufrido durante dos décadas las interpretaciones simplistas de los izquierdistas de cafetín que nunca han sido asfixiados por los comunistas y defienden invasiones comunistas como “actos de solidaridad” e intervenciones de los libertarios como “injerencias inaceptables”. Venezuela está harta de que opinen de ella quienes no han tenido que sufrir hambre, destierro, cárcel, tortura, muerte y sobre todo burla y falta de respeto por parte del opresor. Por eso, ya no acepta más interpretaciones de quienes la ven como si fuera un espejo de la conciencia de cada quien. No, Venezuela exige que en este momento escuchen a los únicos que pueden opinar: Aquellos que han sufrido la opresión de una dictadura comunista, esa que se te mete en todos los intersticios de tu vida privada y te asfixia con su batallón de espías corruptos. Experiencia que por cierto marca la diferencia entre el verbo claro del papa Juan Pablo II, quien sufrió en carne propia el comunismo en Polonia, y el papa Francisco, quien no se atreve a decir nada por no ofender a la izquierda que lo apoya.

En Venezuela el pueblo se hartó de que lo manipulen y de que le mientan. Pregúntense ustedes, con 1 millón por ciento de inflación y una inflación de 10 millones por ciento proyectada por el Fondo Monetario Internacional para el 2019, ¿Quién sobrevive? Cuando tu salario es 3 dólares al mes, ¿Cómo le das de comer a tu familia? Cuando tus hijos y tus nietos se marchan a otras tierras (se estima que son más de 5 millones) a trabajar para mantenerte pues tu jubilación no alcanza ni para comprar una docena de huevos al mes, ¿Cómo te sientes? Y si en medio de esta catástrofe humanitaria autoinfligida por el gobierno comunista sales a protestar con el estómago vacío y te aturden periodistas “liberarles” con su: “¡Tú lo que estás apoyando es un golpe de estado!”, ¿Qué les dirías? ¿Qué les dirías a los familiares de los 6000 detenidos y muchos de ellos torturados desde el 2014? ¿Qué sentirías si tu gobierno no dejara entrar a los representantes en Derechos Humanos de las Naciones Unidas y de la OEA quienes desde hace 15 años solo han pedido visitar a Venezuela para constatar la situación de los presos? ¿Qué les dirías a los 971 detenidos desde el 23 de enero, incluidos menores de edad? ¿Qué les dirías a los familiares ajusticiados con un tiro en la cabeza por ese Frankenstein creado por Nicolás Maduro llamado FAES conformado por mas de 600 criminales armados por él con la autorización de entrar muchas veces enmascarados a las casas de los barrios más humildes e intimidar y matar a quienes han sacado el valor de sus entrañas para protestar?

Los venezolanos ya no aceptamos que nos encasillen para comodidad de los politiqueros del mundo. La tragedia venezolana ya no cabe en el simplismo del siglo pasado “derecha vs izquierda”.

En Venezuela hay un dictador y los venezolanos gritan “¡libertad!”.

El presidente de España y miembro del partido socialista de ese país, Pedro Sánchez, dijo esta semana: “Quien responde con balas y prisión a las ansias de libertad y de democracia no es socialista, es un tirano”. Igualmente, la Internacional Socialista reconoció la legitimidad de Juan Guaidó y deslegitimó las elecciones presidenciales realizadas en mayo de 2018 “ganadas” por un Nicolás Maduro que ya se creía eternizado en el poder. Según la propia Internacional Socialista, ellos consideran que esas elecciones fueron ilegítimas “ya que ellas fueron realizadas ilegalizando líderes y partidos políticos”. Este criterio ha sido compartido por Estados Unidos, Canadá, Brasil, Colombia, Argentina, Chile, Perú, Ecuador, Paraguay, Costa Rica, Honduras y otros países de la OEA así como por la Comunidad Europea y Australia.

Nicolás Maduro usurpa el poder desde el 10 de enero pues se le venció el período de 6 años y pretendía con unas elecciones amañadas el pasado mayo, eternizarse en el poder. La comunidad internacional y los venezolanos dijeron “no” al usurpador y se ha desatado una dinámica que promete una pronta libertad para Venezuela.

Los venezolanos se merecen lo que han exigido desde hace años: Unas elecciones libres y justas y sin la manipulación de un gobierno que controla absolutamente el Poder Electoral desde hace 20 años.

¡Por fin se ve la luz de la libertad y de la democracia en Venezuela!

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