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Mientras los principales ayudantes del presidente se preparaban para una reunión de alto riesgo sobre el futuro de Afganistán a principios de este mes, un alto funcionario no estaba en la lista de invitados original: el asesor de seguridad nacional John Bolton.

La asistencia del ayudante de seguridad parecería crítica, pero la omisión no fue un error, según declararon un grupo de altos funcionarios de Estados Unidos. Bolton, que ha defendido durante mucho tiempo una presencia militar expansiva en todo el mundo, se ha convertido en un enemigo interno de un acuerdo de paz emergente, destinado a poner fin a la guerra más larga de Estados Unidos.

Su oposición al esfuerzo diplomático en Afganistán ha irritado al presidente Trump, lo que provocó que dejaran al Consejo de Seguridad Nacional fuera de las delicadas discusiones sobre el acuerdo.

La exclusión de Bolton ha suscitado dudas sobre su influencia en una administración que busca la retirada de tropas de Afganistán, así como un ambicioso acuerdo nuclear con Corea del Norte y un posible compromiso con el presidente iraní Hassan Rouhani.

En el apogeo de su influencia, Bolton permitió que el presidente actuara según sus instintos más agresivos y superó a otros funcionarios del gabinete con menos experiencia en el proceso. Pero su duro estilo de gestión y su visión del mundo, han desgastado las relaciones con algunos colegas.

Fuente: The Washington Post

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