Una charla difícil: hablar con oficiales de salud sobre las propias infecciones sexuales
Los Estados Unidos se encuentran en medio de un aumento importante y sostenido de enfermedades de transmisión sexual (ETS).
Kristian Foden-Vencil, Oregon Public Broadcasting/KHN | 10/1/2018, 2:39 p.m.

Los Estados Unidos se encuentran en medio de un aumento importante y sostenido de enfermedades de transmisión sexual (ETS).
¿Cómo están respondiendo los funcionarios de salud pública?
En el condado de Clackamas, en el noroeste de Oregon, han decidido preguntarles a las personas a las que se les diagnostica una ETS cuáles son o fueron sus parejas sexuales, y buscarlas.
Ese trabajo recae en dos mujeres: la enfermera registrada Mary Horman y la especialista en intervención de enfermedades Liz Baca. La mayor parte de la tarea la realizan por teléfono, informándoles a las personas que su pareja sexual (no les dicen el nombre) ha sido diagnosticada con gonorrea, VIH, clamidia o sífilis.
Es una conversación difícil. Y a muchos no se los puede contactar por teléfono. Entonces, una vez a la semana, Horman y Baca se suben a un automóvil y comienzan golpear puertas.
"A veces puede ser aterrador", dijo Baca, "especialmente en las zonas rurales donde realmente confías en el GPS para llegar a destino, y en ocasiones hay caminos que te llevan… a ninguna parte". Hasta ahora nunca se han perdido.
Muchos residentes en las afueras del condado poseen armas de fuego, agregó Baca, y se sienten cómodos mostrándolas, si sienten que necesitan proteger sus propiedades.
"Siempre trato que me vean bien y de no parecer temerosa", dijo. Su objetivo es acercarse con la mayor calidez posible, diciendo: “’Vengo con una enfermera' o 'Me llamo Liz y trabajo para el condado de Clackamas'".
Las mujeres viajan juntas y nunca entran a una casa, explicó Baca. Y siempre llevan un teléfono celular para mantener informada a la oficina central sobre su paradero.
En la tarde que las entrevisté, Horman y Baca ya habían sido desafiadas por un perro y tuvieron que irse del parque de casas rodantes con las manos vacías. Tenían la dirección correcta, pero no sabían a qué puerta tocar. Y no podían simplemente preguntar, porque los vecinos pueden adivinar por qué el departamento de salud está rastreando a alguien, y eso sería una violación de la privacidad médica.
Luego llamaron a un trabajador de 64 años, al que identificamos solo como Larry por las mismas razones de privacidad. Acordó hablar con ellas, con la esperanza de advertir a otras personas sobre los riesgos sustanciales de la sífilis.
Baca y Horman le explicaron cómo algunas enfermedades, como la sífilis, son "notificables", lo que significa que tan pronto como lo diagnosticaron a Larry, el médico tuvo que informar al condado, y por eso ellas estaban allí.
Larry les dijo que ya había recibido penicilina por vía intravenosa y que estaba sanando bien.
La conversación se hizo más dura cuando Baca trató de comprender el alcance de la infección de Larry mostrándole imágenes gráficas de llagas y erupciones.
"Entonces, otro síntoma de la sífilis secundaria es la pérdida de cabello", le explicó. "¿Recuerdas alguno de estos síntomas? "
"Sí", respondió Larry, sonriendo. "Y he tenido llagas en estos 10 años".
Eso significa que Larry vivió con sífilis por al menos una década, sin saberlo.