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No fue el tsunami que esperaban los demócratas, pero las elecciones del pasado 6 de noviembre lograron acabar con la hegemonía republicana en Washington y le devolvieron al partido azul, el control de la Cámara Baja del Congreso. Estas elecciones también le envían un diáfano mensaje a la Casa Blanca: lo que hace grande a este país, en su esencia, es la diversidad y quien no lo reconozca así esta condenado a desaparecer del escenario político. Por eso recordamos y colocamos en contexto hoy la frase que hizo famosa Bill Clinton cuando ganó las elecciones ante la recesión económica que vivía el país en 1992: “es la economía, estúpido”.

Y es que la campaña que ha podido hacer Donald Trump -y no la hizo- era centrarse en sus innegables “buenos números” en el área económica pero prefirió apostarle al miedo y la “invasión” de inmigrantes fuera y dentro de la frontera. Los resultados electorales le han dado una bofetada a esa xenofobia. Es cierto que los republicanos mantuvieron el control del Senado y de los emblemáticos estados de Texas y Florida, pero recordemos que Ted Cruz también es hijo de inmigrante. El presidente Donald Trump escribió en su cuenta Twitter el martes: “Gran éxito esta noche, gracias a todos”. Sin embargo, las urnas electorales hablaron muy claro ese 6 de noviembre: había que frenar la sesgada voracidad legislativa del presidente de los Estados Unidos y por ello empoderaron de forma histórica a los candidatos que representan todas las minorías del país.

Pocas veces se había visto una movilización tan efervescente para unas elecciones de Medio Termino que sin duda pasarán a la historia como una de las más concurridas. De acuerdo al New York Times, aproximadamente 114 millones de votos fueron emitidos para elegir distintas posiciones del gobierno en el 2018 comparados con 83 millones en el año 2014. Los estadounidenses fueron llamados a las urnas para escoger a un tercio de los miembros del Senado, renovar toda la Cámara de Representantes y elegir a 36 de los 50 gobernadores de los Estados y lo hicieron con voracidad.

Si bien la “Ola Azul” no se materializó como algunos esperaban, la recién bautizada “Ola Rosada” hizo una exuberante e indiscutible entrada. Al momento de escribir estas líneas el número de mujeres electas al Congreso batía récords históricos. Mas de 110 mujeres habrían sido electas al Congreso: 98 para la cámara de representantes (84 demócratas y 14 republicanas) y 12 al Senado (10 demócratas y 2 republicanas). Con respecto a la participación de la mujer latina, estas elecciones también marcan hitos históricos. En Texas por primera vez resultaron electas al Congreso dos mujeres demócratas latinas: Verónica Escobar, con una mayoría de 68,4% en El Paso; y Sylvia García, con 75% de los votos en Houston. Uno de los triunfos femeninos más importantes lo obtuvo la joven puertorriqueña de 29 años Alexandria Ocasio-Cortez, también del Partido Demócrata quien captó 78 % de los votos para obtener el escaño del Congreso del distrito 14 de Nueva York. Por Nuevo Mexico, la demócrata Michelle Lujan Grisham ha sido la primera mujer Latina en llegar a la gobernación de ese estado.

En otro distrito (26) que parecía quedarse bajo el poder republicano, al sur de la Florida, Debbie Mucarsel-Powell, inmigrante ecuatoriana, entrevistada en campaña por nuestro reportero senior, Ricardo Sánchez-Silva, se alzó con la victoria tras lograr 50.9% sobre su oponente del partido rojo, Carlos Curbelo (49.1%).

En Massachusetts destacamos el triunfo de otra mujer representante de minorías, la demócrata Ayanna Pressley quien se convirtió en la primera mujer afro-americana en representar ese estado en el congreso norteamericano y quien sustituye al también demócrata, el legendario Michael Capuano quien había sido re-electo nueve veces como representante del Circuito 8. Jahana Hayes, se convirtió en la primera mujer negra en representar el estado de Connecticut en el Congreso. Rashida Tlaib es la primera mujer musulmana electa y Ilhan Omar es la primera Somali-Americana también musulmana elegida para el Congreso.

Las demócrata Sharice Davids de Kansas y Debra Haaland de Nuevo Mexico son las primeras Nativas-Americanas en ir al Congreso y por su parte, Jared Polis de Colorado es el primer hombre gay electo gobernador de algún estado en los Estados Unidos

Estas elecciones reflejan con contundencia los nuevos tiempos del país, pues no tienen precedente en cuanto a la diversidad de género, orientación sexual, raza y religión de los representantes ganadores. Un resultado que recuerda de manera tajante a esa mayoría masculina blanca anclada en un pasado que no volverá, que este país es mucho más de lo que ellos presumen representar. Ha ganado la diversidad y eso nos devuelve la fe que temíamos perder: la fe en el verdadero sueño americano.

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