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Venezuela vive el momento de mayor crisis política, económica y social de su historia republicana, traducido en un panorama aterrador para sus habitantes. La escasez de alimentos y medicinas reflejan una economía quebrada por el sistema de producción “socialista del siglo XXI”, instaurado por el fallecido ex presidente, Teniente Coronel Hugo Chávez Frías y su feroz política de expropiación – robo – de empresas privadas, que al final de cuentas terminaron exterminadas a manos del Estado.

Especial – Empresa internacional Denuncia Fraude Electoral en Venezuela

Lea este artículo con información de César Batiz / ElPitazo.com: Según la página de Internet del medio venezolano El Pitazo, esta declaración de la empresa fue el resultado de horas de análisis de los escenarios que enfrentarían de quedarse callados, ante lo que desde un principio observaron como irregularidades en la votación. Estaba en riesgo el prestigio de una compañía, que aun- que nació en Venezuela, hoy en día es internacional y responsable de los procesos de votación en 12 países, entre ellos Brasil, Argentina y EEUU, donde participaron en las primarias del gobernante Partido Republicano. El Pitazo tuvo acceso a información que revela lo que ocurrió antes de hacer la denuncia.

Hoy día, el panorama en las calles es crítico. En las mismas vías sobre las que transitan muchos venezolanos junto a sus niños, revisando las bolsas de basura para conseguir al menos algo de comida, la protesta ha tomado forma de resistencia permanente y algunos líderes de oposición han empezado a caminar junto a los nuevos libertadores, que dan la vida por recuperar la democracia en el país de Simón Bolívar. Los guerreros anónimos se enfrentan en una lucha dispar contra las fuerzas de represión del Estado y paramilitares (colectivos maduristas), que atacan a mansalva con armas de fuego, lacrimógenas, perdigones y otros objetos letales.

Los derechos humanos son violados a diario por funcionarios dentro de la Fuerza Armada Nacional (FAN). Esto lo vemos en la cifra de asesinados en protestas contra el régimen de Maduro, que de acuerdo a la Fiscalía General supera las 120 personas, mientras que registra casi 2 mil heridos. Por su parte, la ONG “Foro Penal Venezolano”, estima más de 400 presos políticos vinculados al ejercicio del derecho Constitucional de manifestar pacíficamente. Todos estos números van desde el 1 abril hasta la fecha.

Según la calculadora de inflación de la firma especializada “Econométrica”, la inflación anualizada en el último año entre mayo de 2016 y 2017 supera el 640%. El poder adquisitivo está por el piso y el país desangrado con las reservas internacionales más bajas en 21 años. La última cifra que publicó el Banco Central de Venezuela en enero de 2017 fue de 10.977 millones de dólares, es decir, una caída de 32.78% en comparación con las del año pasado para la misma fecha (16.330 millones de dólares).

Ahora bien, este somero panorama del país caribeño pudiera dar algunas luces sobre la aprobación del pueblo para el gobierno que encabeza Nicolás Maduro, militante del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). De acuerdo a la empresa encuestadora Meganálisis para junio de 2017, solo tenía 8 puntos porcentuales de popularidad y la proyección de personas que iban a participar en la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), herramienta que otorga el poder de reestructurar la Carta Magna, era de 2 millones y medio.

Las elecciones presidenciales de 2013 en las que Maduro se midió con el líder opositor y gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonski, dieron como ganador al candidato oficialista con un total de 7.587.579 votos y un porcentaje cerrado sobre su contendiente de 1.49%. Sin embargo, en los siguientes comicios de 2015, Nicolás perdió casi 2 millones de votos chavistas al obtener un total de 5.599.025. En el panorama contrario, la oposición ganó para esa ocasión más de 340 mil votos.

Entonces, pues, en la consulta realizada para elegir a los 545 miembros impuestos de la Asamblea Nacional Constituyente, Tibisay Lucena, rectora principal del Consejo Nacional Electoral (CNE), anunció que la participación total de electores fue de 8.089.320. Es decir, que no solo votó más gente que en la presidenciales pasadas de forma desproporcionada, sino que en comparación con las más recientes elecciones parlamentarias de 2015, en las que el aumento del Registro Electoral Permanente (personas habilitadas para votar) fue de casi 600 mil personas, el régimen habría recuperado los 2 millones de votos perdidos en la contienda anterior y ganado alrededor de medio millón de electores más. Con todo el panorama de caos que reina en el país, ¿suena lógico esto?

Claro, ante el poder ilimitado – una hoja en blanco – que otorga la ANC, podrían destituir a la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz (ahora en contra de Nicolás), disolver la Asamblea Nacional (Parlamento) electa por voluntad popular, extender el período presidencial, eliminar próximas elecciones y centralizar aún más el poder. Solo por decir algunos posibles cambios. Visto así, el resultado sí encaja en la lógica madurista, pero la mayoría del pueblo venezolano no lo acepta y desconoce su gobierno, porque no tiene legitimidad, por ser un régimen corrupto, hambreador y violador de DDHH.

Para ponerle la guinda al proceso, el miércoles 2 de agosto, Antonio Mugica, representante de Smartmatic, la empresa de tecnología a cargo de las máquinas de votación, denunció una diferencia de al menos 1 millón de votos entre la cantidad real y la anunciada por Lucena.

Es momento de que la dirigencia opositora entienda (algunos ya lo han hecho), que la nueva fase de lucha debe ser junto a la resistencia, tomando acciones contundentes sin recular, ni aceptar más condiciones impuestas por el régimen madurista, castro comunista, pues la intervención cubana en Venezuela es otra realidad de la que hay pruebas por doquier. Los venezolanos tampoco vamos a aceptar más negociaciones ocultas. Que les quede claro.

Por su parte, el rechazo a la ANC por parte de Estados Unidos, Argentina, España, Chile, Brasil, Perú, Canadá, Colombia, Costa Rica, México, Panamá, Paraguay, Guatemala y la Unión Europea es un termómetro que solo sube de temperatura, pues va más allá de no reconocer el fraude y la ilegalidad del proceso inédito que vivió Venezuela el pasado 31 de julio.

Algunos de esos países han anunciado sanciones. Tal es el caso de EEUU, que hizo lo propio con Nicolás Maduro, incluido en la lista OFAC como el cuarto Jefe de Estado. Anteriormente habían ingresado otros altos funcionarios y personajes del madurismo. El dictador ahora se une a Kim Jong-un (Corea del Norte), Bashar al-Assad (Siria) y Robert Mugabe (Zimbabue).

La solución para algunos está en nombrar un gobierno de transición o una junta que asuma las riendas del país, apoyado en la consulta popular del pasado 16 de julio (plebiscito), que si se hubiera traducido en un Referéndum Revocatorio presidencial, Maduro habría tenido las maletas listas, pero esa consulta la impidió el mismo CNE fraudulento.

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