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General Motors anunció el jueves que se retiraba de Venezuela después de que las autoridades tomaran su planta de automóviles, en una nueva señal de los turbulentos tiempos que se han apoderado del país sudamericano a medida que aumentan las protestas contra el gobierno.

La confiscación de la planta ocurrió el mismo día en que una gran multitud de gente marchaba contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro, pidiendo nuevas elecciones y y el retorno del orden democrático.. El movimiento de nuevo contra GM podría tensar aún más las relaciones entre el gobierno izquierdista de Venezuela y Washington.

GM calificó la expropiación de su planta como “una toma judicial ilegal de sus activos” y dijo que tomaría acciones legales para defenderse. La empresa no es la primera empresa extranjera cuyos activos han sido confiscados por las autoridades venezolanas, pero esas acciones han sido precedidas por reiteradas amenazas públicas por parte del gobierno socialista.

El gobierno venezolano no ha ofrecido ninguna explicación sobre la confiscación de la planta de GM. Algunos analistas lo vieron como parte de un patrón de confrontación entre el gobierno de Maduro y los fabricantes a medida que la situación económica se deteriora. Sin embargo, el momento en el que se ejecuta la medida lleva a sospechar que Maduro puede estar buscando intensificar su confrontación con Estados Unidos y culpar a las protestas en su contra de una confrontación con el gobierno de Trump. Maduro afirma que sus oponentes están conspirando junto con las autoridades estadounidenses para derrocarlo.

“Se ajusta a un patrón más amplio, en el sentido de que la respuesta del gobierno a los aumentos en la actividad de la oposición tiende a ser la profundización de la revolución”, dijo Phil Gunson, analista con sede en Venezuela de International Crisis Group. “Hay quienes están en la cúspide, entre ellos el propio Maduro, quienes parecen creer genuinamente que esto es una revolución y el objetivo final es el reemplazo de la economía capitalista por una que sea enteramente estatal”, dijo.

El miércoles, un tribunal venezolano en el estado occidental de Zulia ordenó congelar los bienes de la compañía estadounidense y confiscar sus activos, como parte de un juicio presentado en 2000 por un concesionario que antes era de GM, según noticias venezolanas. Por qué el tribunal emitió el fallo 16 años después, en el pico de las protestas contra Maduro, no quedó claro.

La ensambladora de vehículos dijo que la orden judicial era “arbitraria” y “en total desprecio del derecho (de GM) a un debido proceso, causando daños irreparables a la empresa”.

La fabricación de automóviles prácticamente se ha detenido en Venezuela en medio de un colapso económico de mayores proporciones durante el gobierno de Maduro. La economía del país se contrajo 18 por ciento el año pasado, enfrentando una de las mayores tasas de inflación del mundo y una escasez generalizada de alimentos y medicinas.

Otrora uno de los países más ricos de América Latina, el país petrolero ha sido testigo de un impresionante colapso de la actividad industrial.

En su comunicado denunciando el embargo de su planta, General Motors dijo que ha operado en Venezuela desde 1948. El fabricantes de autos de Detroit dijo que vehículos y otros bienes fueron “sacados ilegalmente de sus instalaciones”

La producción en la planta de GM en la ciudad de Valencia ha sido interrumpida repetidamente en los últimos años debido a restricciones de importación y escasez de partes y materias primas. Los líderes sindicales de la planta dijeron en febrero que GM no había ensamblado ningún nuevo vehículo desde 2015 y estaba limitando la producción por falta de repuestos.

Las empresas extranjeras que se han retirado de Venezuela o cuyos activos han sido expropiados rara vez reciben compensación y han luchado para conseguir los pagos compensatorios de un gobierno con problemas de liquidez a través de sentencias judiciales internacionales (arbitrajes).

El año pasado, las autoridades se apoderaron de una planta propiedad de la multinacional estadounidense Kimberly-Clark, renombrándola como un líder indígena del siglo XVI que se rebeló contra el dominio colonial español. Pero los pañales, las toallas sanitarias y otros productos de higiene personal fabricados en la planta siguen siendo escasos en Venezuela debido a la escasez aguda de materias primas.

David Smilde, un experto en Venezuela de la ONG Oficina de Washington sobre América Latina, dijo que a pesar del momento de la confiscación de GM, no vio la medida como un intento de “torcer a los EE. UU”.

“Es parte de un patrón más amplio en el cual los grandes fabricantes reducen su actividad a lo mínimo porque no pueden obtener los dólares para importar los insumos que necesitan para producir”, dijo. Entonces el gobierno los acusa de reducir la producción como parte de una ‘guerra económica’. El enfrentamiento termina con el cierre de la empresa o con el gobierno apoderándose de sus activos”.

(Traducción El Tiempo Latino/El Planeta Media)

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Las protestas continúan

Las protestas continúan

Las fuerzas de seguridad lanzaron bombas lacrimógenas contra los manifestantes el 19 de abril. CREDITOS: Sarah Parnass/The Washington Pos

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