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Agosto es el mes del regreso a clases, y vacunarse es un requisito que muchas escuelas piden antes de iniciar el nuevo año escolar.

De acuerdo a la Oficina de Salud para las Minorías (OMH, por sus siglas en inglés), en los Estados Unidos los niños y adolescentes hispanos tienen altos índices de vacunaciones similares a los blancos no-hispanos. Incluso según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), el 66 por ciento de los niños hispanos en EE.UU. han recibido la vacuna en contra de la gripe, comparado con tan solo el 55 por ciento de los blancos no hispanos.

“Estas cifras demuestran que los hispanos reconocen el valor de las vacunas y la protección que éstas le ofrecen a sus hijos”, dijo Russ Bennett, vicepresidente de Latino Health Solutions de UnitedHealthcare. “Sin embargo, aún existen muchos mitos que hacen que las personas pongan en duda la eficacia de las vacunas y prefieran no obtenerlas, poniendo en riesgo su salud, la de sus hijos, y las personas que los rodean. Por esta razón es importante informarnos sobre la importancia de las vacunas y el valor que éstas tienen para nuestra salud y la de nuestros seres queridos”.

A continuación le presentamos algunos mitos sobre las vacunas a los cuales la Organización Mundial de la Salud ha ofrecido explicaciones:

MITO #1: Una mejor higiene y sanidad logrará que las enfermedades desaparezcan, por lo tanto las vacunas no son necesarias.

REALIDAD: Las enfermedades en contra de las cuales nos vacunamos regresarán si se detienen los programas de vacunación. Aunque una buena higiene, el lavarse las manos, y beber agua potable pueden prevenir algunas enfermedades contagiosas, muchas otras enfermedades se propagan a pesar de mantener una buena higiene. Si no nos vacunamos, algunas enfermedades poco comunes, como el polio y el sarampión, regresarán rápidamente.

MITO #2: Las vacunas tienen muchos efectos secundarios dañinos y de largo plazo que aún se desconocen, e incluso pueden llegar a ser fatales.

REALIDAD: Las vacunas son muy seguras. La mayoría de las reacciones a las vacunas son mínimas y temporales, tales como dolor en el brazo donde se aplicó la vacuna y fiebre. Raramente ocurren reacciones más graves y son monitoreadas e investigadas cuidadosamente. Es más probable que una persona sea afectada gravemente por una enfermedad evitable mediante la vacunación que por una vacuna.

MITO #3: Darle a un niño más de una vacuna a la vez puede incrementar el riesgo de efectos secundarios, lo que puede sobrecargar su sistema inmunológico.

REALIDAD: Evidencia científica ha demostrado que proporcionarle a un niño varias vacunas simultáneamente no tiene efectos adversos en su sistema inmunológico. De hecho, los niños están expuestos a cientos de sustancias ajenas y bacterias que desencadenan una respuesta inmunológica todos los días. De igual forma, los niños están expuestos a más antígenos cuando contraen un resfriado común que cuando reciben vacunas.

MITO #4: La gripe es tan solo una molestia y la vacuna en su contra no es muy efectiva.

REALIDAD: La gripe es mucho más que una molestia, es una enfermedad que causa la muerte de aproximadamente 300.000 a 500.000 personas cada año. Las mujeres embarazadas, los niños pequeños, los ancianos, y las personas con enfermedades crónicas como el asma o enfermedades del corazón, tienen un mayor riesgo de infecciones severas y muerte. Las vacunas contra la gripe ofrecen inmunidad a las tres cepas virales más comunes en cada temporada.

MITO #5: Las vacunas causan autismo

REALIDAD: El estudio de 1998 que causó preocupaciones sobre un posible vínculo entre la vacuna MMR contra el sarampión-paperas-rubéola y el autismo fue retraído por el diario que lo publicó luego de que se encontraron varias fallas graves en el estudio. Por lo tanto, no existe ninguna evidencia de un vínculo entre la vacuna MMR y el autismo o trastornos autistas.

Para obtener más información acerca de las vacunas y dónde obtenerlas, visite www.UHCLatino.com. Adicionalmente, existen recursos para ayudar a aquellas personas que no tienen seguro médico o que su seguro no cubre ciertas vacunas, como el Programa de Vacunas para Niños (VFC). Estas vacunas pueden ser administradas por médicos participantes en el programa, o a través de una clínica de salud pública, centros de salud con aprobación federal, o una clínica de salud rural. Para más información acerca de este programa visite http://www.cdc.gov/spanish/especialesCDC/ProgramaVacunas/.

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